Saludos desde Columbus, Georgia, donde voy a experimentar por segunda vez la vida en los Estados Unidos. Inicié ese blog por mi estancia como Visiting Scholar en la Universidad de Nevada. De aquel año quedan aquí algunas experiencias, las más de ellas divertidas.
Ahora toca contar los sucedidos en el otro extremo de este extenso país, como Visiting Scholar in Latin American Studies en la Columbus State University. Welcome to the South!
Un año en Reno
En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Lake Tahoe (2)
Allá por inicios de la década de 1980, cuando los de mi generación ya no éramos tan niños, TVE programó una serie de dibujos animados de la misma factoría japonesa que había hecho "Heidi" y "Marco. De los Apeninos a los Andes". Se llamaba "El bosque de Tallac", lugar idílico en el que ocurrían las aventuras de dos pequeños osos. Así viene resumido el argumento en la Wikipedia:
"La historia narra las peripecias de Jackie y su hermana Nuca, dos oseznos que vivían felices en la montaña Tallac, hasta que un disparo abate mortalmente a su madre, la osa Grizzlie. Los oseznos huérfanos vagan indefensos por el bosque hasta toparse con Senda, un niño indio, y su amiga Olga, hija de un terrateniente ganadero, que pronto se encariñan con los animales. Senda se los lleva a casa y decide ocuparse de los cachorros como lo hubiera hecho su propia madre, bajo la supervisión de su padre, Kellian. Los traviesos ositos se integran en su nueva familia y se crea un fuerte vínculo entre los niños y los oseznos, pero la felicidad de todos se vuelve a truncar cuando los cachorros son robados por el malvado cazador, Bonamy, para venderlos a un espectáculo de lucha con perros. Jacky y Nuca consiguen escapar y emprenden su camino de regreso a casa en el que se enfrentarán a múltiples peligros. Pero se encuentran muy lejos y se ven obligados a hibernar solos".
Para los que sean nostálgicos, aquí va un recuerdo:
Pues bien, hace ya unos años, la primera vez que vine por estas tierras, descubrí para mi asombro que el tal bosque de Tallac no es un lugar inventado. Existe, y está ni más ni menos a orillas del lago Tahoe, en su ribera californiana.
Así que el primer objetivo de nuestra excursión, una vez llegado a Tahoe City, no podía ser otro que Tallac. Lugar que, por cierto, es además un lugar histórico, porque se halla situado en uno de los ramales de la California Trail, esa ruta de carretas que llevó a miles de colonos a mediados del XIX desde las llanuras del Mississipi a las costas del Pacífico. En nuestro caso, camino de San Francisco, que está ahí abajo, apenas a cuatro horas en coche.
Eso sí, en primer lugar nos acercamos a la ribera del lago para disfrutar de las vistas. Tanta agua junta a sólo cincuenta kilómetros del desierto es algo que parece incomprensible. No nos atrevimos a meternos en el agua, por la falta de traje de baño...
Chechu junto al Tahoe
En la playa (de guijarros)
Una bucólica vista del lago.
Apenas treinta minutos separan Tahoe City del punto más conocido y visitado del bosque de Tallac, que no es otro que el mirador de Emerald Bay. Emerald Bay es el sitio más fotografiado del lago, y a buena fe lo merece. Se trata de una bahía excavada por los glaciares, que al arañar el granito que forman estas montañas, dejaron una forma redondeada casi perfecta, apenas unida al resto del lago por una pequeña lengua de agua. En el medio se halla la Fanette Island, la única isla del Tahoe, en el medio de la cual se halla la Tea House que construyeron allá por 1928 los dueños de la zona, quienes también levantaron una mansión de 38 habitaciones (casi casi como la mítica Villa Meona que se hizo levantar Boyer en los años míticos de su boda con Isabel Preysler) llamada Vikingsholm. Se ve que los dueños tenían antepasados nórdicos. Vikingsholm se puede visitar -nosotros no lo hicimos- y desde los dos o tres miradores que hay al lado mismo de la ruta disfrutamos de unas vistas expléndidas. Aquí os paso una muestra.
Emerald Bay
Una vista de Fanette Island
Al borde del precipicio (la amable americana se ofreció voluntaria a tomarnos la foto)
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