La ciudad de Reno está situada en el extremo del desierto de Nevada. Si uno circula hacia el este, se adentra en un terreno cada vez más árido y despoblado. Hacia el oeste, en cambio, el paisaje cambia rápidamente, sobre todo cuando se asciende a las últimas estribaciones de las Montañas Rocosas, la Sierra Nevada que da nombre al estado. En pocos kilómetros la vegetación se hace mas densa, el paisaje más verde y el ambiente más húmedo. Apenas en una hora de coche, se alcanza a esta maravilla entre pinos que es el lago Tahoe. Así que ni cortos ni perezosos, Chechu y yo decidimos cubrir el hastío dominical con una visita al Tahoe.
Hay varias rutas de acceso. En nuestro caso optamos por ir dando un rodeo por California, subiendo por la interestatal 80 hasta Truckee, y de allí ascender al lago.
Saliendo de Reno por la I-80. Las montañas del fondo ya son California |
Como habréis visto en el mapa, el lago está compartido, casi mitad y mitad, por California y Nevada. Son cuatro las localidades principales que se asoman a sus riberas, allí donde la costa permite el acceso fácil al baño con playas de guijarros y -también- de arena. Dos pertenecen a California y dos a Nevada, y lo curioso es que están organizadas en parejas. Al norte, tenemos al oeste Tahoe City en California, y al otro lado del borderline, pero pegadito, Incline Village que pertenece a Nevada. Lo mismo ocurre en la ribera sur, entre South Lake Tahoe, CA y Stateline, NV.
Nuestra excursión nos llevó primero por el desvío a Squaw Valley. En el desvío nos encontramos con este cartel, flanqueado por sendas banderas de Estados Unidos y de California, donde "descubrimos" que este lugar fue la sede de los Juegos Olímpicos de invierno, nada menos que en 1960. ¡Por algo no nos acordábamos ni Chechu ni yo, que compartimos edad! Buceando en la red hemos visto además que parece un lugar interesante, sobre todo en invierno. Será cosa de acercarse dentro de unos meses.
Ahora no lo hicimos, porque nuestro objetivo era otro. Así que apenas 45 minutos tras la salida de Reno, amenizados por la caravana del control fronterizo al entrar en California, llegamos a nuestro primer destino: Tahoe City
Entrada a Tahoe City |
Hay que reconocer que Tahoe City no es un mal sitio. Al contrario, tiene todas las cosas buenas (y no tan buenas) de un sitio turístico. El paisaje es una bendición, por el arbolado y la combinación del verde y del azul, sobre todo tras haber pasado la semana encerrado entre el amarillo del desierto y el rojo ladrillo de la universidad.
Como en otras ciudades americanas de similares características, es muy interesante ver el contraste entre los rasgos típicos del urbanismo americano (carreteras amplias, inmensos parkings, y sobre todo la profusión de moteles y lodges en los que las habitaciones van a dar al parking central), con un intento de reproducir urbanismos de otros lugares, sobre todo de Europa. Y hete aquí que hay a quien este lugar le recuerda, no sin falta de razón, a Suiza. Así que algunas edificaciones quieren en cierto modo reproducir un ambiente de Little Switzerland. Dejo a vuestra elección decidir si lo consiguen o no.
Y finalmente, al fondo, allí se ve el lago... del que os hablaré en la próxima entrada.
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