Santa Barbara tiene tres atractivos irresistibles. Por este orden: la cátedra de Estudios Vascos en la universidad, su playa y paisajes, y el clima uniformemente primaveral de que disfruta a lo largo del año. Bueno, igual no es éste el orden correcto, pero ya me comprenderéis...
Los asistentes al seminario del International Mother Tongue Day estuvimos alojados en un pequeño palacio llamado Franciscan Inn. A pesar de lo que auguraba su nombre monacal, era un motel de lujo. Motel al estilo americano, con edificios de dos plantas (ground y second) abiertas a un parking central, pero en una arquitectura que recordaba la de las viejas misiones del siglo XVIII. De hecho, todos los edificios en Santa Barbara están hechos en el estilo de las casas mexicano-andaluzas, con adobe, paredes blancas y cubiertas de teja.
El día después del seminario, y mientras esperábamos la hora de salida de nuestros respectivos vuelos, Iñaki, Xabier y yo nos dedicamos a pasear por la zona del puerto y las playas.
Curiosamente encontramos varios "vestigios" vascos. ¿Qué hacía un lauburu pintado en el suelo? ¿Por qué aparecía el escudo de Portugalete, aquel que ostenta un "galeote" en palabras de nuestro ínclito ex-alcalde, en uno de los edificios de baños de la playa?
Otro motivo más para volver... Eso sí, con ánimo puramente investigador.
Saludos desde Columbus, Georgia, donde voy a experimentar por segunda vez la vida en los Estados Unidos. Inicié ese blog por mi estancia como Visiting Scholar en la Universidad de Nevada. De aquel año quedan aquí algunas experiencias, las más de ellas divertidas. Ahora toca contar los sucedidos en el otro extremo de este extenso país, como Visiting Scholar in Latin American Studies en la Columbus State University. Welcome to the South!
Un año en Reno
En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.
sábado, 26 de febrero de 2011
viernes, 25 de febrero de 2011
Congreso en Santa Bárbara
No, no nos podemos quejar de la experiencia del congreso que hemos tenido en Santa Barbara. De la ciudad. su clima, su paisaje, su arquitectura y su playa hablaré en otra ocasión. Ahora toca la parte científica. Con una organización perfecta, y la asistencia de los alumnos de la cátedra Barandiaran (que dirige Viola) y los de Unai, el lector de euskera, la sala estaba a rebosar. Con unas maravillosas vistas al aeropuerto... La USCB tiene playa propia, el campus está situado al lado del Pacífico y si entre clase y clase alguien se aburre, puede elegir entre irse a la cafetería, a la biblioteca o a jugar un poco con las olas.
En las fotos, sucesivas vistas del público asistente, yo mismo en actitud de echar a volar con un vigoroso batido de las manos, Xosé Manoel que vino desde Stanford, e Iñaki que estaba todavía reponiéndose el jet lag.
En las fotos, sucesivas vistas del público asistente, yo mismo en actitud de echar a volar con un vigoroso batido de las manos, Xosé Manoel que vino desde Stanford, e Iñaki que estaba todavía reponiéndose el jet lag.
jueves, 24 de febrero de 2011
Santa Barbara
Ayer día 22 salí de viaje desde la heladora Reno hacia el sur de California. Esta vez me he venido en avión; con las nevadas del fin de semana pasado, no estaba la cosa como para arriesgarse a venir en coche. Sobre todo a cruzar el Donner Pass, ese formidable puerto de montaña que nos separa de Auburn y Sacramento, al otro lado de las Rocosas.
Además había otras razones para no venir por carretera. Aprovechando el viaje me quedaré un par de días en Los Angeles, siguiendo con mi investigación sobre los vascos en el cine, y dando una charla en el Basque Club de Chino. Luego, tres días de locura aérea: de Los Ángeles a Reno el día 27, de Reno a San Francisco y luego a Munich el día 28, y de Munich a Bilbao el 1 de marzo...
El vuelo fue largo pero interesante, porque no hubo unan nube en todo el viaje y pude apreciar todo el paisaje. Cruzamos por encima del Mono Lake, Yosemite (el Gran Capitan es impresionante incluso desde el aire), Visalia, el parque Sequoia, y el valle de San Fernando antes de tomar la entrada para la pista del aeropuerto de Los Angeles.
Luego, el segundo vuelo a Santa Barbara se fue en un suspiro. La distancia entre ambas ciudades es de apenas 130 millas, distancia que se cubre en veinte minutos. Primero ascendimos camino hacia el océano, con una vista de la montana de Hollywood al fondo, y seguimos la costa hacia el norte, hasta llegar al aeropuerto municipal de Santa Barbara.
Por cierto que lo de aeropuerto municipal cuadra mucho con la imagen de las instalaciones. La terminal es un edificio de estilo colonial español, vagamente inspirado en las misiones del siglo XVIII, con un edificio central que de lejos parecería una iglesia.
No sé si es porque estaba en obras, pero la llegada al aeropuerto recuerda más a una terminal de autobuses que a un aeropuerto. Como en los viejos tiempos de Sondika, una vez bajado del aeropuerto hay que recorrer la pista a pie hasta la salida donde está la nave de la recogida de equipajes. Dotada con las instalaciones más modernas... (p.d.: la niña no vino entre el equipaje)
Además había otras razones para no venir por carretera. Aprovechando el viaje me quedaré un par de días en Los Angeles, siguiendo con mi investigación sobre los vascos en el cine, y dando una charla en el Basque Club de Chino. Luego, tres días de locura aérea: de Los Ángeles a Reno el día 27, de Reno a San Francisco y luego a Munich el día 28, y de Munich a Bilbao el 1 de marzo...
El vuelo fue largo pero interesante, porque no hubo unan nube en todo el viaje y pude apreciar todo el paisaje. Cruzamos por encima del Mono Lake, Yosemite (el Gran Capitan es impresionante incluso desde el aire), Visalia, el parque Sequoia, y el valle de San Fernando antes de tomar la entrada para la pista del aeropuerto de Los Angeles.
Luego, el segundo vuelo a Santa Barbara se fue en un suspiro. La distancia entre ambas ciudades es de apenas 130 millas, distancia que se cubre en veinte minutos. Primero ascendimos camino hacia el océano, con una vista de la montana de Hollywood al fondo, y seguimos la costa hacia el norte, hasta llegar al aeropuerto municipal de Santa Barbara.
Por cierto que lo de aeropuerto municipal cuadra mucho con la imagen de las instalaciones. La terminal es un edificio de estilo colonial español, vagamente inspirado en las misiones del siglo XVIII, con un edificio central que de lejos parecería una iglesia.
No sé si es porque estaba en obras, pero la llegada al aeropuerto recuerda más a una terminal de autobuses que a un aeropuerto. Como en los viejos tiempos de Sondika, una vez bajado del aeropuerto hay que recorrer la pista a pie hasta la salida donde está la nave de la recogida de equipajes. Dotada con las instalaciones más modernas... (p.d.: la niña no vino entre el equipaje)
miércoles, 23 de febrero de 2011
La casa de los Simpson
¿Quién dice que los Simpsons no existen? Me refiero a esa familia cuyos miembros son de color amarillo, el padre es calvo, la madre tiene el pelo azul y la niña pequeña no ha sido capaz de salir de la cuna en diez años.
Bueno, igual los Simpsons no, pero su casa se puede visitar en el mundo real. Está en Henderson, en los alrededores de Las Vegas. Tenía marcado visitarla en mi recorrido por la zona, pero al final no tuve tiempo. Así que os pongo una foto que he sacado de otra página web. Allí me he enterado de su historia: fue construida en 1997 para un concurso de televisión patrocinado por Pepsi, siguiendo fielmente el modelo de la casa de ficción. Y no debe faltarle ningún detalle. Incluso el nombre del barrio donde se halla situada: Springfield.
Bueno, igual los Simpsons no, pero su casa se puede visitar en el mundo real. Está en Henderson, en los alrededores de Las Vegas. Tenía marcado visitarla en mi recorrido por la zona, pero al final no tuve tiempo. Así que os pongo una foto que he sacado de otra página web. Allí me he enterado de su historia: fue construida en 1997 para un concurso de televisión patrocinado por Pepsi, siguiendo fielmente el modelo de la casa de ficción. Y no debe faltarle ningún detalle. Incluso el nombre del barrio donde se halla situada: Springfield.
martes, 22 de febrero de 2011
Suicide Table
Suicide Table, la mesa suicida, es una de las atracciones de Virginia City. Es una mesa para jugar al Black Jack, que dicen que fue la causa del suicidio de tres de sus propietarios, tras sendas noches aciagas de juego en el que perdieron todo lo que tenían.
Se halla situado en el Delta Saloon, uno de los más antiguos saloones de la ciudad, del estado y si me apuran, de todos los EE.UU. Data de la década de 1860, cuando Virginia City era un emporio en pleno crecimiento por la explotación de las minas de plata, comenzando por la famosa de Comstock. Tras los mineros llegaron los saloones, con su paisaje de bebidas, bailes, chicas y apuestas. Todo tipo de juegos de cartas, ruleta y similares servían para que los dólares arrancados a la tierra cambiaran de manos de forma vertiginosa.
Delta Saloon es una mezcla de casino, museo y taberna. Está situada en su edificio original, como todos los de la Main Street de Virginia City. Y conserva, además de la Suicide Table, muchos restos de la prehistoria de las máquinas recreativas. Cosas que algunos solo hemos visto en las películas.
Se halla situado en el Delta Saloon, uno de los más antiguos saloones de la ciudad, del estado y si me apuran, de todos los EE.UU. Data de la década de 1860, cuando Virginia City era un emporio en pleno crecimiento por la explotación de las minas de plata, comenzando por la famosa de Comstock. Tras los mineros llegaron los saloones, con su paisaje de bebidas, bailes, chicas y apuestas. Todo tipo de juegos de cartas, ruleta y similares servían para que los dólares arrancados a la tierra cambiaran de manos de forma vertiginosa.
Delta Saloon es una mezcla de casino, museo y taberna. Está situada en su edificio original, como todos los de la Main Street de Virginia City. Y conserva, además de la Suicide Table, muchos restos de la prehistoria de las máquinas recreativas. Cosas que algunos solo hemos visto en las películas.
lunes, 21 de febrero de 2011
Carson city
Parece mentira pero en todo el tiempo que llevo en Nevada no había tenido oportunidad de visitar Carson City. La capital del estado, donde se halla la sede del poder (la asamblea legislativa de Nevada, el Capitolio o palacio del gobernador, el Tribunal supremo, pero también el museo estatal o los archivos), y que es una pequeña ciudad, casi un pueblo, tranquilo y, a primera vista, quizá hasta aburrido.
Realmente, no fuimos a Carson City en la excursión del otro fin de semana con ánimo de ver la ciudad, sino por razones más prosáicas. Era hora de comer. Y hacía tiempo que habíamos prometido a Izaro que probaría los pancakes, esa especie de tortas que los americanos acompañan de cualquier cosa, ya sea dulce o salada. Así que calculamos que en Carson City habría muchos sitios donde comer, y quizá en uno de ellos habría pancakes. No nos equivocamos, e Izaro pudo cumplir su deseo.
Nuestro paraíso gastronómico se llamaba "Pop's", y estaba situado en la esquina de las calles 3rd y Carson -esta última la principal arteria de la ciudad donde están los edificios oficiales-. De hecho, a su misma puerta se halla uno de esos "recordatorios históricos" a los que son tan aficionados por estos lares, en el que se recuerda el motivo del nombre de la ciudad, que no es otro que el famoso Kit Carson y la ruta del Pony Express, que tenía aquí una parada.
Acabada la opípara colación, y antes de subir nuevamente a los coches para la última parada, dimos un paseo por el parque central de la ciudad donde están situados los edificios oficiales. Por orden: el Capitolio (cuyo parque se llama Plaza Laxalt) con la estatua al minero, el palacio de Justicia y el edificio de la asamblea legislativa con la estatua del primer gobernador a su vera).
Realmente, no fuimos a Carson City en la excursión del otro fin de semana con ánimo de ver la ciudad, sino por razones más prosáicas. Era hora de comer. Y hacía tiempo que habíamos prometido a Izaro que probaría los pancakes, esa especie de tortas que los americanos acompañan de cualquier cosa, ya sea dulce o salada. Así que calculamos que en Carson City habría muchos sitios donde comer, y quizá en uno de ellos habría pancakes. No nos equivocamos, e Izaro pudo cumplir su deseo.
Nuestro paraíso gastronómico se llamaba "Pop's", y estaba situado en la esquina de las calles 3rd y Carson -esta última la principal arteria de la ciudad donde están los edificios oficiales-. De hecho, a su misma puerta se halla uno de esos "recordatorios históricos" a los que son tan aficionados por estos lares, en el que se recuerda el motivo del nombre de la ciudad, que no es otro que el famoso Kit Carson y la ruta del Pony Express, que tenía aquí una parada.
Acabada la opípara colación, y antes de subir nuevamente a los coches para la última parada, dimos un paseo por el parque central de la ciudad donde están situados los edificios oficiales. Por orden: el Capitolio (cuyo parque se llama Plaza Laxalt) con la estatua al minero, el palacio de Justicia y el edificio de la asamblea legislativa con la estatua del primer gobernador a su vera).
domingo, 20 de febrero de 2011
Sand Harbor
Aprovechando que la nieve nos ha convertido este fin de semana en improvisados cartujos, y a la espera del partido Barça-Athletic que disfrutaremos el domingo al mediodía, voy a colocar algunas de mas mejores fotos de la excursión del pasado fin de semana.
Comenzaré por el Lago Tahoe. Es ya un viejo conocido, pero nunca lo había visto con nieve. Desde el mirador encima de Incline Village se apreciaba casi todo el lago, con la sierra al fondo. Son montes de 3000 metros, no muy altos para lo que alcanzan otros picos de las Rocosas, pero suficiente para que tengan nieve más de seis meses al año. De ahí lo de "Nevada".
Seguimos nuestro camino hasta un punto llamado Sand Harbor. Está en la orilla este del lago, en la parte que corresponde a Nevada, entre Incline Village y la ruta que viene desde Sacramento por Placerville y South Lake Tahoe hasta Carson City. Apenas a tres millas del rancho Ponderosa, del que ya hablé en una ocasión. Como su nombre indica, es una pequeña bahía con una playa de arena finísima. Aquí nos quedamos extasiados con el paisaje los turistas, que éramos la cuadrilla de siempre (Iker, Imanol, Tania, Izaro, una prima ondarrutarra de Carmelo Urza que estaba de visita, y el que esto escribe... Iban tenía que preparar dos papers para sus cursos).
Sand Harbor está situada en una pequeña península que se adentra en el lago, y que es parque nacional, por lo que hay que pagar al entrar con el coche, como es habitual en este país. Mereció la pena, porque el lugar tiene unos paseso preciosos, con algunas caletas de roca escondidas, en los que encontramos a unos arriesgados americanos haciendo submarinismo. Está visto que el frío no les afecta como lo hace con nosotros...
Comenzaré por el Lago Tahoe. Es ya un viejo conocido, pero nunca lo había visto con nieve. Desde el mirador encima de Incline Village se apreciaba casi todo el lago, con la sierra al fondo. Son montes de 3000 metros, no muy altos para lo que alcanzan otros picos de las Rocosas, pero suficiente para que tengan nieve más de seis meses al año. De ahí lo de "Nevada".
Seguimos nuestro camino hasta un punto llamado Sand Harbor. Está en la orilla este del lago, en la parte que corresponde a Nevada, entre Incline Village y la ruta que viene desde Sacramento por Placerville y South Lake Tahoe hasta Carson City. Apenas a tres millas del rancho Ponderosa, del que ya hablé en una ocasión. Como su nombre indica, es una pequeña bahía con una playa de arena finísima. Aquí nos quedamos extasiados con el paisaje los turistas, que éramos la cuadrilla de siempre (Iker, Imanol, Tania, Izaro, una prima ondarrutarra de Carmelo Urza que estaba de visita, y el que esto escribe... Iban tenía que preparar dos papers para sus cursos).
Sand Harbor está situada en una pequeña península que se adentra en el lago, y que es parque nacional, por lo que hay que pagar al entrar con el coche, como es habitual en este país. Mereció la pena, porque el lugar tiene unos paseso preciosos, con algunas caletas de roca escondidas, en los que encontramos a unos arriesgados americanos haciendo submarinismo. Está visto que el frío no les afecta como lo hace con nosotros...
sábado, 19 de febrero de 2011
Ikerrenak be bai
Ikerrek be bere Vandurari argazki sorta bat atera zion. Elurpean. Hona hemen politena. Dena txuri-txuri dago. Imanolek esan zuen moduan, honek ez du Reno ematen, Fargo baizik. Hemen be hilketarik egongo ote dira?
Imanolen argazkiak
Imanol ha hecho hoy de reportero y ha sacado unas fotos de la impresionante nevada que dura ya tres días y no para. Ha sido la mayor que hemos tenido este invierno. Hoy, nuevamente, el presidente de la Universidad ha suspendido las clases a las 5 de la tarde. No hacía falta: un viernes a esas horas no está en el campus ni el tato; pero bueno, había que hacerlo oficial.
Las fotos se pueden observar clickando aquí. Fíjense en la número 7, no tiene desperdicio...
Las fotos se pueden observar clickando aquí. Fíjense en la número 7, no tiene desperdicio...
viernes, 18 de febrero de 2011
Nevada
Ha vuelto el invierno. El fin de semana pasado disfrutamos de un tiempo primaveral, con una excursión por los alrededores en la que llevamos, entre otros, a Izaro y a Imanol a conocer el lago Tahoe, Carson City y Virginia City, las principales atracciones turísticas del entorno de Reno. Cierto es que había nieve en los alrededores de Tahoe, pero el air era maravilloso, hacía sol y todo invitaba a bañarse en las cristalinas aguas del lago... Todo, menos la tempratura del agua, que apenas superaría el grado o dos grados C...
Pero el miércoles pasado nos levantamos con una sorpresa blanca. La ciudad se llenó de nieve de la noche a la mañana. Cuando nos fuimos a dormir nada hacía sospechar que nos encontraríamos con un manto de nieve al día siguiente. Eso nos pasó por incautos, ya que el Weather Channel y las televisiones locales habían avisado de la inminencia del temporal, que durará hasta el sábado lo menos.
Algunos de nosotros tenían pensado viajar el fin de semana a San Francisco... Va a ser que no.
Hoy no ha parado de nevar en todo el día. Tanto, que a media tarde ha llegado un comunicado del rectorado suspendiendo las clases a partir de las 5. Todos para casa.
La sorpresa nos la hemos llevado al comprobar las indumentarias de los alumnos retrasados que se dirigían a sus casas tras conocerse el cierre. Lo de retrasados me ha salido sin doble sentido, pero podría tenerlo. Con temperaturas bajo cero desde ayer y nieve hasta los tobillos, se nos pusieron los ojos como platos al ver a algunos deambular en shorts... ¡Incluso había uno que se había traído las zapatillas de casa!.
Las fotos son de Izaro, que no podía creerse lo que veían sus ojos. Los que tenemos un poco más de experiencia aquí sí nos lo creíamos. Escenas similares las hemos visto en anteriores Nevadas.
Como diría Astérix, "están locos estos..."
Pero el miércoles pasado nos levantamos con una sorpresa blanca. La ciudad se llenó de nieve de la noche a la mañana. Cuando nos fuimos a dormir nada hacía sospechar que nos encontraríamos con un manto de nieve al día siguiente. Eso nos pasó por incautos, ya que el Weather Channel y las televisiones locales habían avisado de la inminencia del temporal, que durará hasta el sábado lo menos.
Algunos de nosotros tenían pensado viajar el fin de semana a San Francisco... Va a ser que no.
Hoy no ha parado de nevar en todo el día. Tanto, que a media tarde ha llegado un comunicado del rectorado suspendiendo las clases a partir de las 5. Todos para casa.
La sorpresa nos la hemos llevado al comprobar las indumentarias de los alumnos retrasados que se dirigían a sus casas tras conocerse el cierre. Lo de retrasados me ha salido sin doble sentido, pero podría tenerlo. Con temperaturas bajo cero desde ayer y nieve hasta los tobillos, se nos pusieron los ojos como platos al ver a algunos deambular en shorts... ¡Incluso había uno que se había traído las zapatillas de casa!.
Las fotos son de Izaro, que no podía creerse lo que veían sus ojos. Los que tenemos un poco más de experiencia aquí sí nos lo creíamos. Escenas similares las hemos visto en anteriores Nevadas.
Como diría Astérix, "están locos estos..."
jueves, 17 de febrero de 2011
All American Breakfast
Hace unas entradas comentaba algo sobre el desayuno tardío que nos tomamos en el Archie's antes de la Superbowl, al más puro estilo local. El otro día decidí volver al mismo sitio, con la excusa de tomar un documento gráfico de esa maravilla de la inventiva gastronónima americana que es el All-American breakfast. Una carga concentrada de calorías para comenzar el día, que hace que uno sienta el deseo de dormir una siesta a media mañana. Además, por qué negarlo, está muy bueno; y a los que tenemos carnet de la UNR nos lo dejan a mitad de precio si vamos acompañados.
Así que, ¿qué otra cosa podíamos hacer? Caer en la tentación...
¡Que aproveche!
Así que, ¿qué otra cosa podíamos hacer? Caer en la tentación...
¡Que aproveche!
sábado, 12 de febrero de 2011
Robo en el Rancho San Rafael
Como ya he contado en ocasiones anteriores, el Rancho San Rafael es un inmenso parque público que se sitúa en el norte de Reno, muy cerca de la universidad, y que por sus características se presta a ser el lugar de reunión para muchas actividades familiares y sociales de esas que solo pueden hacerse al aire libre.
Por ser un lugar muy frecuentado por los renoenses (¿o será reneños?), fue el lugar elegido en agosto de 1989 el que sería el primer Monumento Nacional al Pastor Vasco de todos los Estados Unidos. Una inmensa figura en bronce hecha por Nestor Basterretxea, situada a propósito en un lugar solitario y no muy accesible del parque. No en vano el título de la estatua, "Solitude", quería reflejar la soledad del pastor en la inmensidad del desierto acompañado únicamente de sus animales.
Hacía ya años que el monumento, por su situación, era objeto de vandalismos diversos, tales como acumulación de basura, graffitis y pequeños daños en la base de piedra.
Pero las pasadas Navidades, en una de sus visitas a la nieve, Xabier descubrió que alguien se había llevado, en esta ocasión, todas las placas de bronce que adornaban la base, con el título de la estatua, la lista de nombres de muchos pastores vascos, e información para el visitante sobre la inmigración vasca.
Ha corrido la voz de alarma, y la edición de esta semana de la Reno Gazette Journal se ha hecho eco del disgusto que ha supuesto en la comunidad vasca este robo.
Por ser un lugar muy frecuentado por los renoenses (¿o será reneños?), fue el lugar elegido en agosto de 1989 el que sería el primer Monumento Nacional al Pastor Vasco de todos los Estados Unidos. Una inmensa figura en bronce hecha por Nestor Basterretxea, situada a propósito en un lugar solitario y no muy accesible del parque. No en vano el título de la estatua, "Solitude", quería reflejar la soledad del pastor en la inmensidad del desierto acompañado únicamente de sus animales.
Hacía ya años que el monumento, por su situación, era objeto de vandalismos diversos, tales como acumulación de basura, graffitis y pequeños daños en la base de piedra.
Pero las pasadas Navidades, en una de sus visitas a la nieve, Xabier descubrió que alguien se había llevado, en esta ocasión, todas las placas de bronce que adornaban la base, con el título de la estatua, la lista de nombres de muchos pastores vascos, e información para el visitante sobre la inmigración vasca.
Ha corrido la voz de alarma, y la edición de esta semana de la Reno Gazette Journal se ha hecho eco del disgusto que ha supuesto en la comunidad vasca este robo.
viernes, 11 de febrero de 2011
DMV
DMV es el nombre con el que se conoce aquí al departamento de Tráfico. Department of Motor Vehicles es su traducción. Es uno de los primeros lugares donde tiene que acudir el recién llegado a los Estados Unidos, pues es aquí donde se obtiene el carnet de conducir. La herramienta mágica que otorga la autonomía para moverse en unas ciudades pensadas, no para usar las piernas, sino para mover el volante.
Es cierto que el carnet europeo, con su añadido internacional, sirve para los Estados Unidos, pero con una salvedad. Esto rige para los turistas. Pero los que venimos acá como residentes, aunque sea temporales y con las restricciones de una visa J-1 como la que tenemos los Visiting Scholars, estamos obligados por ley a obtener el carnet de conducir del estado en el plazo de un mes desde nuestra llegada al país. Durante ese tiempo podemos usar nuestro viejo carnet, pero pasado ese plazo, uno se arriesga a que un policía tiquismiquis decida empapelarte por falta de documentación en regla.
Obtener el carnet de conducir tiene otras ventajas. La principal, que sirve como ID (léase ai-dí), o mejor dicho, como Photo ID (foto-ai-dí), es decir, como documento aceptado para identificarse, por ejemplo al pagar (en algunos sitios) con la tarjeta de crédito, y sobre todo para identificarse legalmente ante las autoridades, por ejemplo en un control de carretera, o para subir a un avión.
De hecho, existe la opción de obtener lo que llaman el ID State Card, carnet de identidad estatal, que sirve para lo mismo pero no habilita para la conducción, pero casi nadie lo saca. Sólo los impedidos, ciegos o muy ancianos que, por lógica, no van a manejar un coche. El resto, por el mismo precio, se saca la licencia.
He dicho "precio". Palabra mágica. El coste del carnet de conducir es, asómbrense, 25 dólares. Es la tasa inicial, que da derecho a dos exámenes, uno teórico y otro práctico. Cada examen adicional, sea uno u otro, cuesta diez dólares extra. En mi caso, la broma salió en total por 45 dólares, así que ya anticipo que me catearon dos veces, una de cada.
Eso sí, nada que ver con la millonada que me costó conseguir mi primer carnet en Portugalete, mediante la autoescuela. ¿Autoescuela? ¿Qué es eso?, preguntarían los americanos. Es un concepto inexistente en el país. Los niños llevan eso del volante en los genes, podría decirse. De hecho, pueden obtener el carnet a los 16 años, con algunas limitaciones y bajo la responsabilidad de los padres, que son quienes por lo general se han encargado de enseñar a sus vástagos los entresijos de la carretera.
Una vez provisto de tu carnet (vaya alegría cuando me enteré de que había aprobado, porque la segunda vez que hice el práctico, la examinadora me largó una perorata que no comprendí lo más mínimo, estaba recién llegado, y cuando Iker, que me acompañaba en la faena, me preguntó por el resultado, solo pude encogerme de hombros y esperar. No sabía si me había echado la bronca por inepto, o si me había felicitado), toca enfrentarse al modo de conducir americano.
Estados Unidos es sorprendentemente fácil para los europeos. Hay varios elementos de su comportamiento que sorprenden gratamente al recién llegado, sobre todo si uno viene de un país situado más bien hacia el sur que hacia el norte del Viejo continente. Primero: los límites de velocidad se respetan a rajatabla. Si pone 25, todo el mundo a 25. Si pasamos junto a una escuela con las luces amarillas funcionando, todo el mundo a paso de burra, porque el límite es 15 (millas, en kilómetros serán apenas 25, casi casi se va más rápido andando). Hay que tener mucho cuidado porque no hay límites genéricos como allí, sino que cambian de tramo en tramo y no hay que perderse las indicaciones so pena de meter la pata.
Segundo: los pasos de cebra ¡¡¡EXISTEN!!! Rectifico: no son una decoración puesta por el ayuntamiento para dar colorido a las calles, sino lugares en los que los peatones tienen siempre preferencia. Basta con que vean a uno acercándose a un paso para que todo el mundo se pare. He de reconocer que, desde el otro punto de vista, es algo que nos cuesta hacer a los recién llegados, acostumbrados a "no ver" los pasos de peatones.
Tercero: los coches automáticos. Yo era un defensor a ultranza del modelo europeo de embrague y cambio de marchas. Ahora soy un converso, lo reconozco, y tengo todos los defectos del converso. Menos mal que aquí no hay ningún Manuel de Irujo que me diga, como comentó en referencia a la "caída del caballo" de antiguos franquistas como Ridruejo, eso de que "los conversos a la cola". Los coches no se calan, la conducción es más cómoda, sobre todo en las distancias largas que aquí se acostumbran... es un descanso mental no estar pendiente de marchas, ruido del motor, y demás.
Hay además otras novedades en su código de conducción que al principio mosquean al recién llegado, pero que luego vistas en prespectiva, tiene su lógica.
1.- Los semáforos se pueden pasar en rojo. Mejor dicho, si uno se encuentra en un cruce con un semáforo rojo pero su intención es girar a la derecha, está permitida la maniobra siempre y cuando se ceda el paso a coches y peatones que estén circulando y/o cruzando en ese momento.
Otra cosa buena de los semáforos es que no están colocados, como en Europa, en el mismo lugar donde hay que pararse, sino en la acera de enfrente. Esto es un descanso porque no hay que poner posturas forzadas para ver cuándo se pone el semáforo en verde.
2.- En los cruces a la izquierda, hay que situarse en la nueva carretera en el carril más a la izquierda. No en el de la derecha, como nos repetían en la autoescuela allí. De hecho, ésta fue la razón por la que me suspendieron la primera vez en el práctico. Debí cometer no menos de veinte faltas graves. La explicación es clara: así se permite el paso a quienes, con semáforo en rojo, están doblando hacia la derecha a la vez que nosotros.
3- Existen muchos cruces de cuatro stops. Cuatro calles que convergen en un mismo punto, y todas ellas con un stop. ¿Qué hay que hacer en estos casos?. Lo primero, todo el mundo se para nada más llegar al cruce. Y luego se cede el paso del siguiente modo: first in, first out. El primero que llega es el que tiene la preferencia. Así que cuando uno llega tiene que hacer como en la pescadería: fijarse en la cola y anotar mentalmente detrás de qué coche le toca salir a uno. Parece complicado pero no lo es, porque generalmente en estos cruces, que suelen ser habituales en zonas residenciales, no se juntan grandes caravanas de coches.
4.- Nunca, nunca, nunca pintes un graffiti. Si te pillan, la pena es retirada del carnet por dos años. Por hacer una comparativa, pasarse un stop o un semáforo en rojo son tres meses, conducir borracho un año. ¿Incrédulos? Pues fue uno de los motivos por los cuales suspendí el teórico la primera vez. Cuando a mi regreso del DMV llamé a casa para desahogarme, y puse el ejemplo de la pregunta en cuestión, sólo uno acertó la respuesta adecuada: Jaime. Un niño de ocho años. No comment more.
Es cierto que el carnet europeo, con su añadido internacional, sirve para los Estados Unidos, pero con una salvedad. Esto rige para los turistas. Pero los que venimos acá como residentes, aunque sea temporales y con las restricciones de una visa J-1 como la que tenemos los Visiting Scholars, estamos obligados por ley a obtener el carnet de conducir del estado en el plazo de un mes desde nuestra llegada al país. Durante ese tiempo podemos usar nuestro viejo carnet, pero pasado ese plazo, uno se arriesga a que un policía tiquismiquis decida empapelarte por falta de documentación en regla.
Obtener el carnet de conducir tiene otras ventajas. La principal, que sirve como ID (léase ai-dí), o mejor dicho, como Photo ID (foto-ai-dí), es decir, como documento aceptado para identificarse, por ejemplo al pagar (en algunos sitios) con la tarjeta de crédito, y sobre todo para identificarse legalmente ante las autoridades, por ejemplo en un control de carretera, o para subir a un avión.
De hecho, existe la opción de obtener lo que llaman el ID State Card, carnet de identidad estatal, que sirve para lo mismo pero no habilita para la conducción, pero casi nadie lo saca. Sólo los impedidos, ciegos o muy ancianos que, por lógica, no van a manejar un coche. El resto, por el mismo precio, se saca la licencia.
He dicho "precio". Palabra mágica. El coste del carnet de conducir es, asómbrense, 25 dólares. Es la tasa inicial, que da derecho a dos exámenes, uno teórico y otro práctico. Cada examen adicional, sea uno u otro, cuesta diez dólares extra. En mi caso, la broma salió en total por 45 dólares, así que ya anticipo que me catearon dos veces, una de cada.
Eso sí, nada que ver con la millonada que me costó conseguir mi primer carnet en Portugalete, mediante la autoescuela. ¿Autoescuela? ¿Qué es eso?, preguntarían los americanos. Es un concepto inexistente en el país. Los niños llevan eso del volante en los genes, podría decirse. De hecho, pueden obtener el carnet a los 16 años, con algunas limitaciones y bajo la responsabilidad de los padres, que son quienes por lo general se han encargado de enseñar a sus vástagos los entresijos de la carretera.
Una vez provisto de tu carnet (vaya alegría cuando me enteré de que había aprobado, porque la segunda vez que hice el práctico, la examinadora me largó una perorata que no comprendí lo más mínimo, estaba recién llegado, y cuando Iker, que me acompañaba en la faena, me preguntó por el resultado, solo pude encogerme de hombros y esperar. No sabía si me había echado la bronca por inepto, o si me había felicitado), toca enfrentarse al modo de conducir americano.
Estados Unidos es sorprendentemente fácil para los europeos. Hay varios elementos de su comportamiento que sorprenden gratamente al recién llegado, sobre todo si uno viene de un país situado más bien hacia el sur que hacia el norte del Viejo continente. Primero: los límites de velocidad se respetan a rajatabla. Si pone 25, todo el mundo a 25. Si pasamos junto a una escuela con las luces amarillas funcionando, todo el mundo a paso de burra, porque el límite es 15 (millas, en kilómetros serán apenas 25, casi casi se va más rápido andando). Hay que tener mucho cuidado porque no hay límites genéricos como allí, sino que cambian de tramo en tramo y no hay que perderse las indicaciones so pena de meter la pata.
Segundo: los pasos de cebra ¡¡¡EXISTEN!!! Rectifico: no son una decoración puesta por el ayuntamiento para dar colorido a las calles, sino lugares en los que los peatones tienen siempre preferencia. Basta con que vean a uno acercándose a un paso para que todo el mundo se pare. He de reconocer que, desde el otro punto de vista, es algo que nos cuesta hacer a los recién llegados, acostumbrados a "no ver" los pasos de peatones.
Tercero: los coches automáticos. Yo era un defensor a ultranza del modelo europeo de embrague y cambio de marchas. Ahora soy un converso, lo reconozco, y tengo todos los defectos del converso. Menos mal que aquí no hay ningún Manuel de Irujo que me diga, como comentó en referencia a la "caída del caballo" de antiguos franquistas como Ridruejo, eso de que "los conversos a la cola". Los coches no se calan, la conducción es más cómoda, sobre todo en las distancias largas que aquí se acostumbran... es un descanso mental no estar pendiente de marchas, ruido del motor, y demás.
Hay además otras novedades en su código de conducción que al principio mosquean al recién llegado, pero que luego vistas en prespectiva, tiene su lógica.
1.- Los semáforos se pueden pasar en rojo. Mejor dicho, si uno se encuentra en un cruce con un semáforo rojo pero su intención es girar a la derecha, está permitida la maniobra siempre y cuando se ceda el paso a coches y peatones que estén circulando y/o cruzando en ese momento.
Otra cosa buena de los semáforos es que no están colocados, como en Europa, en el mismo lugar donde hay que pararse, sino en la acera de enfrente. Esto es un descanso porque no hay que poner posturas forzadas para ver cuándo se pone el semáforo en verde.
2.- En los cruces a la izquierda, hay que situarse en la nueva carretera en el carril más a la izquierda. No en el de la derecha, como nos repetían en la autoescuela allí. De hecho, ésta fue la razón por la que me suspendieron la primera vez en el práctico. Debí cometer no menos de veinte faltas graves. La explicación es clara: así se permite el paso a quienes, con semáforo en rojo, están doblando hacia la derecha a la vez que nosotros.
3- Existen muchos cruces de cuatro stops. Cuatro calles que convergen en un mismo punto, y todas ellas con un stop. ¿Qué hay que hacer en estos casos?. Lo primero, todo el mundo se para nada más llegar al cruce. Y luego se cede el paso del siguiente modo: first in, first out. El primero que llega es el que tiene la preferencia. Así que cuando uno llega tiene que hacer como en la pescadería: fijarse en la cola y anotar mentalmente detrás de qué coche le toca salir a uno. Parece complicado pero no lo es, porque generalmente en estos cruces, que suelen ser habituales en zonas residenciales, no se juntan grandes caravanas de coches.
4.- Nunca, nunca, nunca pintes un graffiti. Si te pillan, la pena es retirada del carnet por dos años. Por hacer una comparativa, pasarse un stop o un semáforo en rojo son tres meses, conducir borracho un año. ¿Incrédulos? Pues fue uno de los motivos por los cuales suspendí el teórico la primera vez. Cuando a mi regreso del DMV llamé a casa para desahogarme, y puse el ejemplo de la pregunta en cuestión, sólo uno acertó la respuesta adecuada: Jaime. Un niño de ocho años. No comment more.
jueves, 10 de febrero de 2011
El mundo al revés
El paisaje de Reno parece ir en contradicción con lo que podría esperarse del ciclo normal de las estaciones.
Me explicaré: cuando llegué a la ciudad allá por el fin del verano, Reno se me presentaba como una mancha verde, de un verde pristino, en medio del desierto. Así fue más o menos hasta fines de noviembre, fecha en la que vino el jardinero que cuida nuestra manzana a avisarnos de que se despedía hasta la primavera. Hasta ese momento, una parte de la rutina diaria era el ruido de los aspersores que se encargaban de dar de beber al césped, los árboles y las flores que rodean la casa.
Hoy, paseando por el campus, me he percatado de que el paisaje es totalmente diferente. Donde había verde, hoy domina el amarillo. Los árboles sin hojas, y el césped agostado o quemado por la nieve y el hielo de pasados temporales. O simplemente sucimbiendo a la sed tras la retirada del riego. Reno en invierno es un paisaje amarillo, con una naturaleza adormecida o incluso muerta. Revivirá en primavera, cuando a los calores se le una el agua, de la mano del hombre. Porque Reno es un paisaje artificial: si por una casualidad desapareciera la raza humana de golpe, los parques y jardines de Reno serían los primeros que seguirían nuestro camino...
Me explicaré: cuando llegué a la ciudad allá por el fin del verano, Reno se me presentaba como una mancha verde, de un verde pristino, en medio del desierto. Así fue más o menos hasta fines de noviembre, fecha en la que vino el jardinero que cuida nuestra manzana a avisarnos de que se despedía hasta la primavera. Hasta ese momento, una parte de la rutina diaria era el ruido de los aspersores que se encargaban de dar de beber al césped, los árboles y las flores que rodean la casa.
Hoy, paseando por el campus, me he percatado de que el paisaje es totalmente diferente. Donde había verde, hoy domina el amarillo. Los árboles sin hojas, y el césped agostado o quemado por la nieve y el hielo de pasados temporales. O simplemente sucimbiendo a la sed tras la retirada del riego. Reno en invierno es un paisaje amarillo, con una naturaleza adormecida o incluso muerta. Revivirá en primavera, cuando a los calores se le una el agua, de la mano del hombre. Porque Reno es un paisaje artificial: si por una casualidad desapareciera la raza humana de golpe, los parques y jardines de Reno serían los primeros que seguirían nuestro camino...
miércoles, 9 de febrero de 2011
Mount Sinai
Hay afirmaciones que, aunque uno las diga muy en serio, es difícil que nadie se las crea, al menos al principio.
Así me pasó con la conferencia que tuve que pronunciar el pasado domingo 6 de febrero aquí en Reno, el mismo día de la final de la Superbowl que comenté ayer. La cosa comenzó allá por noviembre, cuando llegó un emal al centro pidiendo un voluntario para darles una charla sobre los vascos, su historia y cómo llegaron aquí a Nevada. En un momento en el que todavía estaba con esa determinación propia de los momentos iniciales, me ofrecí. Y aceptaron. Y fijamos la conferencia para febrero, como he dicho.
Los organizadores eran los miembros del Men's Club de la sinagoga Temple Sinai. Lo del Men's Club ya despertó entre los colegas y amigos del centro alguna sonrisilla, ya que ese mismo título lo ostenta uno de los dos salones de "espectáculo adulto" que hay en la ciudad. Hubo que hacer algunas precisiones, pero creo que las sonrisas medio burlonas tardaron un poco en desaparecer.
En gran medida contribuyó a ello la explicación complementaria que di sobre la fecha y hora del evento. ¿Un domingo a las 9 de la mañana? Pues sí, así era. Si no, baste como comprobación la página web de la sinagoga, donde aparecen claras las fechas y demás referencias explicativas. Así que a las 9 de la mañana allí estaba, como un reloj, en el lugar indicado. Por suerte, se hallaba muy cerca de casa, apenas a quince minutos en coche.
El Templo Sinai es una de las tres sinagogas, me explicarion, que están actualmente en funcionamiento en Reno. Pertenece a la Union for the Reform Judaism. Esta rama del judaismo es la más progresista de todas, en cuestiones tales como la igualdad de la mujer, por ejemplo. Me enseñaron el "sanctuary", como todo el edificio inaugurado recientemente (se comenzó a construir en 2008 y se acabó hace apenas diez meses). Y el Men's Club, a pesar de su nombre, era una reunión abierta a hombres y mujeres, judíos y no judíos.
El acto era lo más parecido a un desayuno de trabajo. Primero degustamos el desayuno, compartiendo mesa con los asistentes. Hay que reconocer que me sorprendió: no era la gastronomía americana, sino que me encontré con una variedad de platos, por supuesto kosher, pero que recordaban muchísimo a la gastronomía del Mediterráneo oriental. Había ensaladas con queso feta, alcachofas, olivas y otros vegetales, un delicioso revuelto de vegetales asados aromatizados con unas especias que no pude identificar, una especie de empanada hecha de una capa inferior de patatas cocidas y luego asadas, un relleno de carne picada con pimientos y otros vegetales, muy picante, y una capa superior de las mismas patatas. Sin faltar queso, miel, frutas y un delicioso café.
He de reconocer que comí menos de lo que me habría gustado, sobre todo porque luego me esperaba la charla, y no es agradable dar una charla con el estómago demasiado lleno. Así que a los cuarenta y cinco minutos de empezar, me dieron la palabra, y pasé otros cuarenta y cinco intentando explicar dónde estaba el País Vasco, su historia, y demás cosas que llevaba preparado. Creo que me entendieron, porque incluso se rieron en los chistes y anécdotas que llevaba preparadas para aligerar el peligro de hablar con tono demasiado serio (o aburrido).
En resumen, una nueva experiencia que se añade a todas las novedades que estoy viviendo en este año americano...
Así me pasó con la conferencia que tuve que pronunciar el pasado domingo 6 de febrero aquí en Reno, el mismo día de la final de la Superbowl que comenté ayer. La cosa comenzó allá por noviembre, cuando llegó un emal al centro pidiendo un voluntario para darles una charla sobre los vascos, su historia y cómo llegaron aquí a Nevada. En un momento en el que todavía estaba con esa determinación propia de los momentos iniciales, me ofrecí. Y aceptaron. Y fijamos la conferencia para febrero, como he dicho.
Los organizadores eran los miembros del Men's Club de la sinagoga Temple Sinai. Lo del Men's Club ya despertó entre los colegas y amigos del centro alguna sonrisilla, ya que ese mismo título lo ostenta uno de los dos salones de "espectáculo adulto" que hay en la ciudad. Hubo que hacer algunas precisiones, pero creo que las sonrisas medio burlonas tardaron un poco en desaparecer.
En gran medida contribuyó a ello la explicación complementaria que di sobre la fecha y hora del evento. ¿Un domingo a las 9 de la mañana? Pues sí, así era. Si no, baste como comprobación la página web de la sinagoga, donde aparecen claras las fechas y demás referencias explicativas. Así que a las 9 de la mañana allí estaba, como un reloj, en el lugar indicado. Por suerte, se hallaba muy cerca de casa, apenas a quince minutos en coche.
El Templo Sinai es una de las tres sinagogas, me explicarion, que están actualmente en funcionamiento en Reno. Pertenece a la Union for the Reform Judaism. Esta rama del judaismo es la más progresista de todas, en cuestiones tales como la igualdad de la mujer, por ejemplo. Me enseñaron el "sanctuary", como todo el edificio inaugurado recientemente (se comenzó a construir en 2008 y se acabó hace apenas diez meses). Y el Men's Club, a pesar de su nombre, era una reunión abierta a hombres y mujeres, judíos y no judíos.
El acto era lo más parecido a un desayuno de trabajo. Primero degustamos el desayuno, compartiendo mesa con los asistentes. Hay que reconocer que me sorprendió: no era la gastronomía americana, sino que me encontré con una variedad de platos, por supuesto kosher, pero que recordaban muchísimo a la gastronomía del Mediterráneo oriental. Había ensaladas con queso feta, alcachofas, olivas y otros vegetales, un delicioso revuelto de vegetales asados aromatizados con unas especias que no pude identificar, una especie de empanada hecha de una capa inferior de patatas cocidas y luego asadas, un relleno de carne picada con pimientos y otros vegetales, muy picante, y una capa superior de las mismas patatas. Sin faltar queso, miel, frutas y un delicioso café.
He de reconocer que comí menos de lo que me habría gustado, sobre todo porque luego me esperaba la charla, y no es agradable dar una charla con el estómago demasiado lleno. Así que a los cuarenta y cinco minutos de empezar, me dieron la palabra, y pasé otros cuarenta y cinco intentando explicar dónde estaba el País Vasco, su historia, y demás cosas que llevaba preparado. Creo que me entendieron, porque incluso se rieron en los chistes y anécdotas que llevaba preparadas para aligerar el peligro de hablar con tono demasiado serio (o aburrido).
En resumen, una nueva experiencia que se añade a todas las novedades que estoy viviendo en este año americano...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)