Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Esta vez, por Los Ángeles

Hasta el momento, cada uno de mis viajes de ida/regreso a los Estados Unidos, ha sido a través de un aeropuerto de conexión diferente. Ya conocía los de San Francisco y Salt Lake City. Ahora me ha tocado viajar por Los Ángeles, la gran metrópoli del sur de California. Tiene uno de los aeropuertos más grandes del entorno, aunque a diferencia de los otros dos sus conexiones internacionales son menores; es sobre todo un aeropuerto de vuelos internos de los EE.UU., aunque en un país de dimensiones continentales como es éste, el tráfico de LAX (así es su código IATA) es similar al de los grandes aeropuertos internacionales europeos como Frankfurt, París o Londres. De hecho, LAX es sólo uno de los tres aeropuertos que existen en la propia ciudad de Los Ángeles (Burbank y Ontario, los otros dos aeropuertos, son unas buenas alternativas para los viajes low cost a la ciudad). Más aún, en su entorno inmediato, un círculo de 100 millas, hay otros cuatro aeropuertos. Oportunidades para viajar a Los Ángeles no faltan.


El vuelo desde Reno fue como pasar de la noche al día. Desde el frío invernal de la sierra de Nevada hasta las cálidas temperaturas del sur de California. Los que veníamos del norte parecíamos extraterrestres con nuestros abrigos y ropa de invierno, cuando el exterior invitaba a los shorts y las camisetas playeras (medio día más tarde, al llegar a Munich, tendríamos un nuevo contraste, porque su aeropuerto estaba totalmente cubierto por la nieve).
Poco más puedo decir aparte de que el vuelo fue razonablemente bien. Sólo tuvimos un retraso de una hora, lo cual, vista la situación en los últimos meses, con volcanes, huracanes, nevadas y enfermedades de controladores, es casi el paraíso.


Mi despedida de los EE.UU., por este año, fue en este vestíbulo de la terminar internacional del aeropuerto de Los Ángeles. Será el mismo lugar por el que regrese, poco después de Reyes. Hasta entonces, Feliz Navidad y Urte Berri on.

La última cena

El jueves día 9 tenía mi regreso por vacaciones a Europa. Bueno, no sólo por vacaciones, dado que esta semana que comienza estamos organizando un seminario en Vitoria, los días 16 y 17 de diciembre, y he tenido que venir para colaborar en los últimos toques de organización (del resto se han encargado Alberto, Jon Ander y Anabel).
El día previo a mi partida, miércoles 8, tuvimos una cena sorpresa en casa. Fue algo inesperado, que se fue fraguando por la tarde en el CBS. Comenzó con una promesa por parte de uno de los dos candidatos a mejor cocinero vasco de Reno (Xabier, el otro es Iban en reñida competición): esa noche íbamos a cenar tortilla de patatas en casa. De hecho cuando fui al mediodía a hacer las compras de los últimos encargos llegados desde el otro lado del océano, incluí en la lista una docena de huevos, ingrediente necesario para el plan.
Pero como he dicho, la cosa se fue ampliando y al final nos juntamos doce personas a cenar (siete adultos y cinco niños), lo que visto el tamaño de mi casa, parece casi imposible pero lo conseguimos.



Desde luego el protagonista de la jornada fue el gran chef Xabier (acompañado del excelente pintxe de cocina, también Xabier). Aquí están ambos en la tarea.
El resultado fueron dos suculentas tortillas (con cebolla), una más sin cebolla para agradar a otros paladares, con un acompañamiento de carne con tomate, muchas palomitas, cervezas y coca-colas, zumos para los no alcohólicos, y de postre, helado de car<melo.


La cosa se alargó hasta altas horas de la madrugada -según los estándares americanos, lo que viene a ser las diez y media de la noche-. A mi regreso, más y mejor.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El árbol de la polémica

El sábado pasado, las autoridades municipales de Reno dieron inicio a la campaña oficial de Navidad con el tradicional encendido del árbol. Éste se halla situado enfrente mismo del ayuntamiento, en el lugar donde Virginia St. se junta con el río Truckee. Y la polémica estalló al momento: ¡¡está inclinado!! Se escora hacia un lado, y no un poco, sino de un modo muy visible. Las protestas sobre el "crooked Christmas Tree" ya han aparecido en las televisiones y prensa locales.
La explicación es que el árbol (una sequoia de 55 pies de alto) está así por lo que se llama efecto geotrópico: una curvatura natural del árbol en la naturaleza en busca de la luz. El alcalde se ha apresurado a decir que así con sus "imperfecciones" el árbol es más natural, y que a él le parece bonito.
Otros en cambio dicen que es un símbolo de la situación del estado de Nevada, doblado por la caída de la actividad económica, el crecimiento del paro y los problemas presupuestarios.

Sea lo que fuere, aquí estuvimos Tania, Juan y yo pagando nuestra visita al árbol.





miércoles, 8 de diciembre de 2010

Reno by night (2)

El pasado domingo aprovechamos la resaca del Euskara Eguna (y de una cena sabatina a base de alubias de Tolosa, queso de oveja alavesa, y callos a la vizcaína) para desintoxicar el cuerpo dando un paseo por el downtown de Reno. Es decir, por la zona de los casinos. Íbamos Tania (una de las doctorandas del CBS), Juan Arana (un ex-alumno del CBS que ahora vive en San Francisco) y yo mismo. Aproveché para hacer algo que llevaba tiempo con ganas de hacer. Un reportaje fotográfico de la zona de los casinos, con su derroche de luces, en plena noche. Aquí os lo presento.

















martes, 7 de diciembre de 2010

Proud to be Basque

Hace ya unos meses, casi al comienzo de este blog -y de mi estancia en los Estados Unidos- hice unos comentarios sobre las matrículas de los coches americanos y sobre la posibilidad que existe de conseguir una matrícula personalizada, que no sea la normal de las tres cifras y las tres letras que tienen casi todos los coches de Nevada.
Quien tiene dinero y un poco de ganas de notoriedad o de distinción, se apunta a las matrículas personalizadas. Valen diez veces más de las normales, pero hay gente que paga por tener su coche bautizado oficialmente como KISS2U (léase kiss to you, "besos para ti"), GR8MOM (léase great mom, el equivalente al "amor de madre" del mítico chiste del legionario y el tatuaje), o simplemente VIVAYO, que no hay límites en cuanto a los idiomas.
Así que no es extraño que, siendo ésta como es tierra de vascos inmigrantes, algunos hayan decidido recordar su origen, o su apellido, en este tipo de matrículas. Sin ir más lejos, aquí va una muestra que encontré hace dos semanas en el aparcamento del Meadowood Mall, junto al Macy's:


Para el común de los mortales, los que no podemos o no queremos gastarnos el dinero en estas matrículas suntuarias, nos queda otro recurso, cual es los protectores de matrícula personalizados. Se trata de unas plaquitas que se colocan encima de la matrícula, y que tienen la función de proteger y a la vez hacer bonito. En Europa también se pueden ver últimamente, aunque no están tan extendidas como aquí. En nuestro viaje a Boise del mes pasado, pudimos adquirir unos protectores que vendían en el centro vasco como restos de serie del Jaialdi 2010 que se celebró el mes de julio. Con el curioso lema que da título a esta entrada. Proud to be Basque. Ahora ya me será más fácil reconocer mi coche, incluso cuando no recuerde la matrícula.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Euskara Eguna

Efectivamente, el CBS celebró el Euskara Eguna 2010 con una serie de actos a lo largo de los días 2 y 3 de diciembre. La elección del día dos ha sido cosa de oportunidad, ya que el objetivo de adelantar parte de los actos se debe a que de este modo se podrá difundir luego en Euskadi (por aquello de las nueve horas de retraso que tiene nuestro reloj respecto a Europa).



El día 2 comenzamos con las actividades infantiles. Vinieron para la ocasión los niños del centro vasco de Reno, acompañados de sus padres o familiares. Hubo canciones, bailes y diversas manualidades, acompañadas de una merienda. Poco antes, los alumnos americanos que están aprendiendo euskera en la clase de Kate ofrecieron una lectura pública del libro que Asun Garikano acaba de publicar sobre sus experiencias vasco-americanas. Fue éste, precisamente, el acto que recogieron las cámaras de EITB junto con una entrevista a Joseba Zulaika, el director del centro, y la invitada especial, Aizpea Goenaga. Para quien no lo viera, aquí va el video. Euskaraz eta gastelaniaz, norberaren nahiaren arabera.

Castellano:

Euskara:

Al día siguiente tuvimos el acto académico, en el que Xabier Irujo y yo mismo servimos de teloneros a la actuación final del grupo musical NOKA. Son tres vasco-americanas de Chino, California (para quien quiera buscar esta ciudad en el mapa, está situada en el gran Los Angeles), que cantan en euskera canciones tradicionales -y otras no tanto-. Nos presentaron un show en el que mezclaban inglés y euskera, muy divertido por cierto. Más que nuestras iniciales chapas académicas. La verdad. Luego nos fuimos al restaurante mexicano del Students' Union Building, quizá por aquello de que la identidad de colores de la bandera mexicana con la ikurriña. La comida fue, al menos, abundante, e incluso sabrosa. Habrá que volver otro día a probar las carnitas con frijoles (acompañadas de guacamole y meatballs). Eso sí, al final no pudo faltar la nota euskaldun... ¿Qué sería de una comida sin el colofón de las canciones colectivas?

sábado, 4 de diciembre de 2010

Si Franco levantara la cabeza...

Bueno, igual la ha levantado y si alguien se dedica a meter mano en el Valle de los Caídos se lleva una sorpresa.
Casi la misma que me llevé yo cuando vi un camión como el que sigue recorriendo el campus.




En aquel momento no llevaba encima la cámara por lo que no pude sacar una foto. Pero el que la sigue la consigue, y al final atrapé al desconcertado repartidor en el downtown, junto al casino Eldorado.

Por cierto, hoy tenemos fiesta en el CBS. Comenzamos los actos del día del euskera, y nos avisan que tenemos visitantes ilustres y a la propia ETB. Igual con un poco de suerte nos podréis ver mañana en el Teleberri.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Un rincón vasco en la Universidad

No, no me voy a referir al Basque Studies Center, que ya lo tenemos muy visto, y además está en un lugar un poco "oculto" para la generalidad de los estudiantes y el resto de los profesores de la UNR. Hoy voy a hablar de una imagen típicamente vasca que todos los habitantes de este campus han tenido que ver en más de una ocasión; más que nada porque se halla situada en plena calle, en una zona de paso desde las nuevas edificaciones del campus en el norte, hasta el campus tradicional del sur (el de los jardines, arbolitos y lagos con cisnes).


Me refiero, como no podía ser menos, al lauburu que preside la entrada a la oficina del USAC. Bajo estas siglas se esconde el University Studies Abroad Consortium, un programa en el que participan varias decenas de universidades americanas, que ofrecen estancias de estudios en universidades de cerca de veinte países extranjeros. Una especie de Erasmus, pero creado por la iniciativa "privada" de las universidades, como tienen tan a gala de afirmar en este país.
¿Por qué eligió esta entidad un símbolo tan vasco? De hecho, incluso los colores del logotipo (rojo y verde sobre fondo blanco) incide en su vinculación con el País Vasco. La explicación es sencilla, y curiosa. El USAC comenzó allá por la década de 1970 como un sistema para enviar a los alumnos del entonces llamado Basque Studies Program de la UNR a mejorar su conocimiento de la geografía, historia y cultura vascas a Europa. Comenzaron con "campuses" de verano en Bayona, Pau y San Sebastián. Poco a poco la cosa se fue afianzando, por el interés que otros alumnos y departamentos de la universidad mostraron sobre una idea que por entonces era muy novedosa. Y así USAC se "emancipó" del Centro de estudios vascos y, aunque sigue ofreciendo la estancia en el País Vasco para aprender euskara y castellano (en Bilbao y San Sebastián), ampliaron poco a poco su radio de acción. Hoy, como ya he dicho, ofrecen sus servicios a muchas universidades americanas y permiten a los alumnos viajar a todos los continentes. Y la cosa sigue subiendo.

De todos modos, seguro que más de uno se ha fijado en la ikurriña que ondeaba (hoy mismo, cuando he sacado la foto) en la puerta de USAC. La primera vez que pasé por delante de su puerta también estaba allí. Pensé quizá que era un homenaje al director de USAC, que no es otro que Carmelo Urza, antiguo profesor del CBS y bilbaíno de nacimiento, aunque lleva desde su infancia en los EE.UU. (los bilbaínos, al igual que nacer, pueden vivir donde les dé la gana). Pues no, nos aclararon amablemente varias empleadas de la oficina... Ocurre que cada día los alumnos que trabajan allí como becarios eligen qué banderas poner de las muchas que tienen en su almacén (una por cada país al que mandan alumnos). Así que cada día hay una selección diferente.



Hoy, por ejemplo, junto con la ikurriña ondeaban las banderas alemana, japonesa, española, tailandesa y boliviana... Y cada día es diferente (premio al que acierte los países de las banderas representadas en la foto que cierra esta entrada: una ayuda, la que está al final de la seria es la de USAC. Por si no lo sabían).

martes, 30 de noviembre de 2010

Bonanza

Esta entrada tiene mucho de nostalgia, aunque no propia sino ajena. ¿Quién no se acuerda de Bonanza, aquella mítica serie de televisión que transcurría en La Ponderosa, el rancho de Ben Cartwright y sus hijos? Bien, pues yo no. Más que nada porque cuando la serie estuvo de moda en la TVE, yo aún era muy pequeño y si la vi, ya no puedo acordarme. Pero mi padre sí era un seguidor de las andanzas de los Cartwright, que discurrían a caballo entre su finca, en las orillas del lago Tahoe, y la ciudad minera de Virginia City, que recogía en su seno todos los atractivos (y los pecados) de la civilización, en los años oscuros y salvajes del oeste.


Lo cierto es que mi memoria no llega tan atrás, y a Michael Landon -el más joven de los hijos del patriarca- lo recuerdo más por su papel en La Casa de la Pradera; o a Lorne Green por su participación en esa respuesta de bajo presupuesto a Star Wars que fue Galáctica... Soy de una generación posterior. Pero crecí recibiendo tanta información sobre Bonanza, comenzando por su pegadiza canción, que descubrir que el lugar en el que transcurrían todos los hechos existía -aunque los episodios no fueran grabados en el Tahoe o sus alrededores sino en Los Ángeles-, despertó mi curiosidad. Ya que mi padre no podía, al menos yo iría a ver con mis ojos ese paisaje mítico.
Virginia City fue el primero de esos destinos. Es una ciudad que, según dicen los prospectos turísticos, se conserva tal como era en los años dorados en los que se encontró plata en los alrededores y acudieron miles de mineros -y lo que no eran mineros- en busca de fortuna. Realmente la ciudad es una típica turist trap, con toda su calle principal convertida en un parque temático para el turista, donde se alternan bares-casinos con tiendas de souvenirs. A pesar de cambios, es sin embargo un lugar atractivo porque detrás de las modernidades se puede apreciar la imagen que tenemos de una ciudad del oeste.


La subida a la ciudad tropieza con la antigua vía del tren minero, que hoy está reservada a viajes turísticos desde el Museo del Ferrocarril de Carson City.


La calle principal, por no decir única, de Virginia City responde en sus edificaciones a la imagen que tenemos del Oeste... aunque modernizado por los rótulos, coches y cables.



Existen en la ciudad algunos museos que recrean la historia de la ciudad, que como se ve son muy visuales, casi parecen más un parque de atracciones que un equipamiento cultural. Y de hecho cobran la entrada como si fuera un parque de atracciones.


Recorren la ciudad una serie de curiosas personas vestidas "de época". Vimos a un sheriff, un cowboy, y a esta "mujer de la respetable sociedad", aunque de todos modos no debía ser muy habitual su presencia en los momentos álgidos de la ciudad,,,,

En Virginia City siguen recordando su pasado televisivo en la serie Bonanza. Entre los carteles que venden a los turistas no puede faltar la reproducción del mapa con el que se abrían todos los episodios de la serie.


Lo curioso que que al poco tiempo de hacer esta visita nos enteramos de que el rancho La Ponderosa existe. Y se halla situado a orillas del lago Tahoe, justo en el sector nororiental del lago, en el mismo lugar donde se situaba en el mapa de la serie. ¿Se podrá acaso visitar?
Internet nos dio la primera decepción. El rancho funcionaba como un parque temático donde se hacían atracciones para los turistas. Pero el paso del tiempo es inexorable, y según se fueron haciendo viejas las generaciones que conocieron la serie (producida entre 1959 y 1973), fue perdiendo su atractivo. A los niños -que solían ser los primeros a los que iba dirigido el show- aquello de Bonanza y Ponderosa les parecía tan anticuado como el Imperio Romano. Y en 2004 el show cerró sus puertas; muy posiblemente para siempre.
Poco antes del regreso de Chechu a Colombia pasamos por el Rancho e intentamos entrar en sus instalaciones. Estaba todo cerrado, y con sensación de abandono, comenzando por el parking que se supone que más de una vez estaría lleno a rebosar. El rancho está en venta o alquiler, lo que se prefiera.
Así que no pude sacar fotos, y nos tendremos que conformar con estas que recogen cómo era el lugar cuando todavía tenía vida... Alimento para la nostalgia.


Exterior del rancho, que sólo servía para las tomas de ambiente.


Las tumbas de los Cartwright, colocadas según fueron desapareciendo los actores que los protagonizaban


Y una vista del lago desde el propio rancho. Ahora no estará así, sino cubierto de medio metro de nieve...

domingo, 28 de noviembre de 2010

Twenty-five degrees

Es la temperatura media que hemos estado disfrutando la semana pasada, con las nevadas. Cuando los termómetros marcaban por encima de la frontera sicológica de los 30 (aproximadamente los cero grados celsius, el famoso "ni frío ni calor" de Vitoria), daban incluso ganas de quitarse el plumífero y disfrutar del ambiente tropical. Son algunas de las bromas que todavía nos gasta el subconsciente a los que venimos de la Europa continental y no estamos acostumbrados a usar el "Imperial System" de medidas (que incluyen, aparte de los grados farenheit, las millas, yardas, pulgadas, galones y similares).
Eso sí, una mirada al exterior servía para desfacer el entuerto. Los montes que rodean Reno, los jardines de las casas y los tejados siguen con su cubierta blanca. El paisaje ya no es amarillo cmo hasta hace dos semanas, sino blanco inmaculado. Hace frío, los de aquí dicen que todavía no mucho, pero para alguien procedente de la costa, con su clima templadito y húmedo, no deja de ser un frío de narices.




Hemos tenido viene toda la semana. Domingo, martes, y luego sábado y domingo otra vez. Las nevadas no han sido muy grandes, excepto la del martes que dejó las calles convertidas en una pista de patinaje.
Uno de los efectos secundarios es que por culpa de la nieve nos quedamos momentáneamente incomunicados. Reno es una ciudad en la que para cualquier cosa, incluso para ir a pasear, hay que sacar el coche. Y claro, con nieve, hielo y el coche cubierto de una capa blanca, no está la cosa como para lanzarse a la aventura.



Por suerte el fin de semana pasado, cuando anunciaron el fin del mundo con las tormentas, hice acopio de alimentos y el congelador sigue todavía en buen estado. Hay cosas como la leche y el pan que, por ser de compra más o menos diaria, están en peor situación. Pero vamos tirando. Aproveché los días de tranquilidad, con cielo azul y las calles limpias de nieve, para hacer esas compras rápidas. Pero que nadie se lleve a engaño: como prueba, la curiosa decoración que le ha salido a mi coche.


sábado, 27 de noviembre de 2010

We won

Cuando digo "we" me refiero al equipo local de fútbol americano: a los famosísimos Wolf Pack (banda de lobos) de la Universidad de Reno. Hoy se enfrentaban en partido de la máxima a sus particulares enemigos, los Broncos de Boise, Idaho. Todo un clásico. Ambos equipos se disputaban la cabeza de la liga WAC de fútbol universitario. Al final se cumplieron las expectativas de los periodistas deportivos locales y el Wolf Pack ganó por 34 a 31. Aún no sé cómo se llega a completar esa puntuación, porque se me escapa el valor de cada jugada que permite conseguir tanteo, pero al menos sé que quien saca más puntos, gana.
El resultado ha sido el que sigue. Mi calle, por lo general tranquila y sin tráfico, se ha convertido por unas horas en un remedo de la Gran Vía, con filas de coches haciendo sonar el claxon y peatones que venían del partido gritando cosas tan edificantes como "F... Broncos" (lo pongo censurado, al estilo americano: allí hubiera escrito Fuck sin preocuparme) Todo un griterío que me recordaba aquellos tiempos en los que el Athletic ganaba competiciones y los aficionados lo celebrábamos con gaupasas épocas... Tiempos que para nuestra desgracia nunca volverán.



Y hablando de fútbol del de verdad, hoy tengo que hacer una confesión. Aunque estemos en el mejor Centro de Estudios Vascos existente en el mundo fuera de Euskadi, estamos también con la cosa del clásico del otro fútbol, del de verdad. Eso sí, cumplimos con las reglas no escritas y estaremos con el Barça. Por seguir la tradición.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Thanksgiving Day y Black Friday

Bueno, hemos llegado a la fiesta nacional americana por excelencia: la única de las que se celebran aquí durante el año que no tiene relación con -u origen en- cualquier otra parte del mundo. No es como la Navidad, que se celebra en todo occidente; o como Halloween, que en el fundo es una variante del día de los muertos celta. Thanksgiving es puramente americano; de hecho su origen se sitúa en los momentos fundacionales del país, cuando los pioneros del Mayflower fundaron su primera colonia en tierra americana. Su primer invieron fue terrible, ya que se quedaron sin alimentos, y llegó a morir la mitad de los colonos. Al año siguiente una tribu indígena, los Wampanoag, les enseñaron a cultivar maíz y otras plantas locales, así como varios trucos de caza y pesca. La cosecha de 1621 fue generosa, y los colonos decidieron ofrecer un banquete a los indios para darles las gracias. En el banquete el plato central fue el pavo, que hoy día sigue siendo el plato tradicional del Thanksgiving. Y ahí comenzó todo.

Así que me ha tocado celebrar este año mi primer Thanksgiving. Es un poco como la Navidad. Es el día de la familia. Los americanos cruzan de punta a punta el país para reunirse con padres y hermanos. Las tiendas, incluso las muchas que son 24/7, cierran sin embargo en Thanksgiving. Para el mediodía las calles se vacían, y comienza el rito. Preparar la mesa, poner el pavo al horno, preparar el pumpkin pure, los arandanos, el stuffing para rellenar el pavo, y los pasteles tradicionales. Y para las seis comienza la comida-merienda-cena, hasta altas horas de la madrugada.
En nuestro caso, y como la familia la tenemos un poco lejos, nos hemos juntado en casa de los Irujo. Esto de cenar pavo donde los Irujo se está volviendo una tradición, pero hay que reconocer que está excelente. Eso sí, ni aunque nos reuniéramos un regimiento podríamos dar cuenta en una velada de un bicho que en esta ocasión pesaba unos quince kilos más o menos. Y eso que pusimos todo nuesto interés pero al final nos salía el pavo por las orejas, y quedaban los pasteles. Eso sí, tuvimos que hacer una sobremesa larga para que comenzara la digestión del pavo. Todavía nos dura al día siguiente.
Las fotos las sacaron los hijos de Xabier y Txispi, en una pelea por ver quién hacía la foto más divertida. Como son cinco, cuatro niños y una niña, nos hicieron todo un reportaje. Aquí pongo solamente las más graciosas.




La noche se hizo muy corta porque el día siguiente de Thanksgiving también tiene su tradición, y ésta exige levantarse muy temprano. Bueno, mejor dicho, no acostarse. Oficialmente en el calendario de la Universidad este viernes aparece como fiesta porque es el Family Day. No obstante, es más conocido como Black Friday (Viernes Negro) o Door Buster Day. Es el gran día de las compras. Las tiendas abren de madrugada -en Nueva York algunas lo hacen a las 12 de la noche, como aquí en Reno somos "de provincias" las tiendas no abrieron hasta las 4 a.m.-. Y la gente va en avalancha porque se ofrecen unos descuentos como no ven en otro momento del año. Ordenadores que tienen un precio normal de 700 dólares se pueden conseguir por 350. Se pueden encontrar auténticas gangas (que es la traducción más aproximada de doorbuster) en cualquier tipo de mercancías: ropa, electrodomésticos, electrónica, incluso en coches. La gente se agolpa por horas a la entrada de las tiendas para ser el primero en entrar, porque las mejores gangas suelen tener cantidades limitadas.


Los días anteriores la propaganda es brutal. Sin ir más lejos, el Reno Gazette Journal del día de Thanksgiving vino acompañado de 47 catálogos de descuento de todo tipo de tiendas, casi dos kilos de papel, mientras que el periódico en sí apenas ocupaba doce hojas.
A fin de cumplir la tradición, allí que me fui de mañana temprano a recorrer las tiendas. Los centros comerciales estaban más rebosantes que nunca. No en vano lo del Black Friday viene del hecho de que las ventas de este día permiten a los comercios salir de los números rojos. Algunos facturan en un día la cuarta parte de lo que sacan en el año... Es por ejemplo el momento de hacer las compras de Christmas -o de Hannukah, que en esta ciudad hay una colonia de judios bastante numerosa-.
No voy a revelar las compras que hice, aunque la mayoría eran encargos desde el otro lado del Atlántico, lo suficiente para completar la maleta que llevaré en Navidad de vuelta a casa. Eso sí, cuando acabé me apresuré a cumplir otra tradición: un brunch a media mañana en uno de los muchos sitios que ofrecen comida al estilo americano. Elegí uno que llevaba tiempo con ganas de visitar, tanto por lo curioso de su decoración como por las buenas referencias que me habían dado de él.




Se trata del Joe's, un restaurante situado en el cruce entre Virginia St. y Meadowood Pkwy., muy cerca de uno de los más grandes malls de la ciudad. Como podéis ver, tiene una estética muy particular, parece una especie de remolque de grandes dimensiones, con una cubierta metálica con estética de los años 50. Por dentro es similar: un parque temático sobre la América tradicional de mediados del siglo XX. Eso sí, por dentro parece más espacioso que por fuera, y la comida cumplió las expectativas, teniendo en cuenta que es comida americana. Una Denver Omelette, que por las dimensiones debía haberse hecho con un huevo de avestruz, con su relleno de verduras y queso, y acompañada de una especie de pisto de patatas, cebolla y pimientos que estaba delicioso -sobre todo porque era diferente a las típicas "French fries" de cualquier otro sitio.


Luego por la tarde nos fuimos Iker, Iban y yo a recorrer otras tiendas y acabar cenando en un Popeyes... pero eso es otra historia.