Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

martes, 8 de abril de 2014

Tras la tempestad no llegó la calma.

Bueno, casi, sí que hemos amanecido hoy con buen tiempo, un martes soleado y tranquilo, que casi nos ha hecho olvidar la agitación del día anterior. De hecho, ya por la tarde la cosa se había calmado un poco, con el viento remitiendo y las nubes escapando en dirección a South Carolina. Así que pude acercarme sin problemas a la proyección de la película The Great Match (un filme español llamado originalmente La Gran Final, y que merece la pena ver por lo original de su planteamiento), que proyectaba el CIE bajo la dirección de Neal en el Main Campus de la Universidad. Hice como aquella vieja bilbainada, subí en shuttle pero bajé (me bajaron) en coche privado. Y a las 10 estaba tranquilamente en casa.
Así que hoy por la mañana me levanté tranquilo, porque los martes mi clase comienza a las 12:30, así que me acerqué a la oficina de correos a enviar el regalo de Miguel -cumple años pasado mañana-, y al regresar, me paré a comprar el periódico local, el Ledger-Enquirer de Columbus, para recuperar la vieja costumbre de tomar un café matutino leyendo la prensa. Y hete aquí que me encuentro esto en primera página:

¿Cómo? ¿Que estamos sufriendo una inundación relámpago y yo no me he enterado, que vivo a una calle del río? Así que corrí para casa, pillé la cámara, y me lancé a hacer de reportero improvisado.
Aunque las aguas ya bajaban más calmadas. aún se notaban los efectos de la riada. Principalmente en el paseo que bordea el Chattahoochee, en sus dos orillas, en Georgia y Alabama. El sitio donde suelo pasear o me acerco andando a hacer mis compras al Piggly Wiggly, se hallaba ahora tapado por el agua. En vez de playeras, hoy necesitaría traje de baño y unas gafas de bucear para hacer el mismo recorrido. Por no hablar del anfiteatro de Phenix City, al otro lado del río, cuyo estrado se hallaba hoy ocupado por los peces.

Aquí van algunas fotos más de la zona. Lo más sorprendente: las farolas del paseo emergiendo del agua. Me imagino que en un par de días las aguas volverán a su cauce -nunca un refrán fue más acertado-. Ya veremos cómo queda el paseo entonces.




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