Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

My home y otras disquisiciones

[Antes que nada, aplicaré lo de la excusatio non petita, para explicar el retraso en estas entradas. El problema es que en toda esta semana he sido, y continúo siendo, una no-persona, porque aún no ha finalizado todo el papeleo para que me admitan realmente en la Universidad de Nevada (UNR) como miembro con todos los derechos. Derechos que incluyen el poder salir y entrar por la puerta sin que pite la alarma, o tener un acceso digno a internet y a la impresora del centro. Todo se andará].

Pues bueno, lo primero que hice una vez que pasé mi primera noche en El Dorado, fue recoger las llaves y venir con la maleta a la que será mi casa durante todo el año. Está en una calle de nombre muy académico: 145 College Dr. Es la casa de los Visiting Scholars del Centro de Estudios Vascos; de hecho está a su nombre y si alguien hace la prueba de buscar su dirección en Google (no en Google Maps) verá que aparece como si fuera la mismísima sede del centro. Hay algunos despistados que envían correo dirigido al centro a esta casa; y al residente de turno le tocará llevarlo en persona.
La casa es típicamente americana desde fuera. Está situada sobre un terraplén; tiene apenas una planta, junto con el basamento donde está el garaje y los servicios (lavadora, calderas...). Eso sí, el entorno es perfecto, casi casi en medio de un bosque; lo que es un lujo aquí en Reno donde, mires a donde mires, sólo ves el desierto y las montañas amarillas.

Por dentro la casa es ya un poco más europea. Al menos por las dimensiones. A un lado de la casa tenemos el salón y la cocina. Ésta es realmente inmensa, ocupa casi una cuarta parte de la superficie; y lo necesita, porque todos los electrodomésticos aquí son grandes. Excesivamente grandes para una sola persona; pero la cosa tiene su explicación porque cuando nos acercamos al supermercado, también los paquetes y las raciones son excesivas. Las hamburguesas vienen de doce en doce, y miden algo así como dos dedos de grosor cada una. La leche o los zumos, en contenedores de cinco quarts, que viene a ser poco menos que cinco litros. Y eso por no hablar de los cereales del desayuno o similares, que los venden a granel en sacos. Así, sin exagerar.

Aquí os pongo unas vistas de la casa. En primer lugar la sala, tal y como se ve desde la puerta de entrada:

La cocina:
El despacho que funciona además como cuarto de invitados (no os presentaré mi dormitorio porque no estába, ni sigue, en condiciones de ser mostrado):
Y para finalizar, la vista que tengo todas las mañanas cuando salgo de casa, desde el porche:

Mañana os hablaré del Centro....

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