Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Reno Balloon Race

Este pasado fin de semana, días 11 y 12 de septiembre, se ha celebrado la anual Balloon Race de Reno. Todos los que lo habían visto con anterioridad nos recomendaban asistir, y realmente mereció la pena el espectáculo. Dicen que es una de las mayores exhibiciones de globos de aire caliente de todos los Estados Unidos. No diré del mundo por no exagerar, y lo cierto es que como espectáculo es muy atractivo.
Realmente, tiene que serlo. En caso contrario, no se explicaría el hecho de que acuda tanto público a un acto que comienza a eso de las cinco de la madrugada, cuando el sol todavía está remoloneando en la cama. Nuestra casa está muy cerca del Rancho San Rafael Park, que es la sede oficial de la Balloon Race, por lo que casi no nos hizo ni falta el despertador, con la cantidad de gente que pasaba por la calle, lugar de paso obligado para llegar al lugar. Es una de las pocas veces que he visto a tanta gente andando aquí por la calle, más que nada porque todas las calles de acceso quedaban cortadas para los coches.
La primera exhibición es nocturna. Salen varios globos cuando aún es de noche, y recorren el cielo como lámparas japonesas cada vez que echan el chorro de fuego para calentar el aire y mantenerlos elevados.


La preparación de los globos es también parte del espectáculo. Cuando llegamos los del CBS (Chechu, Iker y yo; el resto prefirió seguir soñando con angelitos) nos instalamos cerca de uno de los globos "habituales" de esta exhibición: el globo "Smokey" del Servicio de Protección de Incendios Forestales de los Estados Unidos. Su mascota es un inmenso oso, al que vimos crecer y luego volar. Van unas escenas del montaje, que exige la participación de unas diez personas.


Toda la superficie del parque es de este modo un hervidero de participantes colocando primero el protector en el suelo, luego extendiendo el globo, después colocando la barquilla en posición horizontal, y finalmente dandole al fuego para que poco a poco se fueran elevando los globos. El primero que lo hizo fue éste que muestro, con unos colores muy patrióticos.



Para entonces, como podéis ver, ya había amanecido. Serían ya las seis de la madrugada. Nótese que todos los presentes van bien provistos de ropa, mantas y otros elementos de abrigo. Las noches en el desierto son my frías.
Lo de los colores patrióticos tenía su explicación. Nosotros acudimos al acto en una fecha que sigue grabada a golpe de fuego en el imaginario norteamericano: el once de septiembre o 9/11 como aquí dicen. Y claro está, en un día tan señalado había que acordarse de los acontecimientos de 2001. Según decía el speaker, los dos globos que salieron representaban las twin towers, llevando en medio el orgullo americano en forma de bandera. Al mismo tiempo, el coro de veteranos del Ejército de Reno cantaba varios cantos patrios, acabando, cómo no, con el himno que todo el público siguió en un atronador silencio.



Una vez acabado el arranque, comenzó el espectáculo. En total, creo que fueron unos 106 o 116 globos los participantes (la megafonía no era muy buena en el sitio donde estábamos). En cosa de quince minutos, comenzando a las 6:45, se lanzaron todos a la frenética labor de subir ordenadamente al aire. Adjunto os presento dos videos, son un poco largos pero recogen muy bien todo el proceso.





Ya eran las ocho cuando los globos desaparecieron en el horizonte, en plena carrera. A lo largo de la mañana, irían regresando al Rancho San Rafael. Pero no nos quedamos a comprobar quién fue el ganador. A las once habíamos quedado en casa para ver los partidos del Osasuna y del Athletic, y había que comprar la impedimenta necesaria para el evento (cervezas, coca-colas, unas costillas a la barbacoa, chips, palomitas y demás...) Así que nos fuimos a ver cómo abrían el mall. Es también otro espectáculo americano.
Os dejo con dos imágenes finales de la Balloon Race. La primera es nuestra foto con la mascota Smokey, que es el ídolo de los niños y, como ves, de los no tan niños. A saber qué pensaría en su interior al ver qué dos tordolos se pusieron en la cola infantil de las fotos.



Y el segundo, es la demostración de que esto es América. Junto a la Balloon Race, funcionó todo el día una de las más curiosas ferias que he visto. Había cosas lógicas, como puestos de café caliente o de American Breakfast (el más concurrido era el que vendía Polish Sausages; discutimos si esto significaba "salchichas polacas" o "salchichas limpísimas"; me temo que lo segundo no es, sobre todo desde el punto de vista del colesterol). Pero junto con esto, en otros puestos podías adquirir postales, teléfonos móviles, suscripciones anuales al Wolf Pack (el equipo local de football) o seguros de salud. Y lo mejor es que había gente que los compraba. De hecho, los bancos llegaron a instalar dos cajeros automáticos (aquí los llaman ATM). Una idea que podríamos exportar a la BBK.



Saludos.

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