Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

sábado, 22 de enero de 2011

Bakersfield

Bakersfield. Es decir el campo del panadero. El nombre no le hace justicia. Esta ciudad de casi cuatrocientos mil habitantes, que tuve el gusto de conocer en 2008 en compañía de Alberto y David, durante un Euskal Herria Mugaz Gaindi, se halla en el extremo sur del valle central de California. Y se nota, sobre todo en el paisaje y el clima. Los verdes van dejando paso progresivamente a los amarillos, rojos y ocres. Estamos en la antesala del desierto, y los montes que rodean la ciudad contrastan fuertemente con el verde de los últimos regadíos del valle.



Pero no es la agricultura lo que dio vida y riqueza a Bakersfield, sino el petróleo. Un petróleo, dicen, de muy mala calidad, pero que así y todo se explota desde hace casi un siglo, porque sigue siendo de fácil -y por lo tanto barata- explotación. Diez millas antes de la ciudad los campos de naranjos, cereal y pasto son reemplazados por llanuras llenas de monstruosos caballitos de acero, con su movimiento permanente para sacar el líquido negro del subsuelo. La ruta 65, que era la que tomé desde el Sequoia Park en mi camino hacia el sur, cruza la zona más impresionante de este campo petrolífero.

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