Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

jueves, 20 de enero de 2011

Sequoia (I)

Si en el valle todo era gris y nuboso, fue cruzar la primera barrera montañosa de las Rocosas y, milagro, se hizo la luz... Sol, cielo azul, y el horizonte repleto de lugares a los que dirigir la mirada.


Mi destino: Camp Nelson, situado a 5.000 pies de altura (es decir, unos 1500 metros), en plena ruta estatal 190. Es una carretera que, según dicen los mapas, se corta en invierno por la nieve, y comunica dos valles adyacentes que tienen diversos bosques de sequoias, o redwoods como dicen aquí. Algunos tienen nombres tan poéticos como "el bosque de los 100 gigantes".
En mi caso, me contentaba con llegar a algún lugar donde pudiera ver de cerca a alguno de estos gigantes, sin que me lo impidiera la nieve o el hielo. O la carretera, con unas curvas, cuestas y cortadas de las que quitan el hipo. Quiene haya estado en Madeira lo entenderá. Por suerte el coche no me dio ningún susto y se portó como un campeón.


La carretera inicia su ascensión con un paisaje mediterráneo, pasando por un pueblo turístico llamado Springville, que a lo que parece es conocido por sus naranjas -cerca de veinte puestos de venta de naranjas se apilaban en las aceras junto a la carretera-. Poco a poco, segun nos acercamos a las nieves, los árboles de hoja caduca dejan paso a las coníferas. Y es junto al cartel que señala los 4.000 pies de altitud donde vemos los primeros redwoods. Eso sí, jóvenes y pequeños para lo que nos esperábamos, pero no por ello menos impresionantes.


Para los amantes de las emociones, os dejo una pequeña muestra en movimiento de los primeros kilómetros de ascensión a Camp Nelson. Ojo... casi al principio estuve a punto de tener un accidente al pasar una curva, cuando me encontré a un coche que estaba invadiendo mi carril. Se puede apreciar en la grabación que tomé desde el salpicadero de mi Daewoo. Son apenas cinco minutos. La ascensión duró 40.

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