Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

miércoles, 19 de enero de 2011

Tulare, CA

Que se pronuncia algo así como "Ta-la-rí" (yo pensaba que iba a ser algo parecido a Tulane, la famosa universidad neorleansina, pero no. Cosas del idioma).
Cito esta localidad, situada hacia el centro del valle central de California, no por otra razón, sino porque me ha tocado pararme en ella para descansar. Ha sido llegar y escapar, todo en uno. Apenas me ha dado tiempo a acomodarme nuevamente a Reno y dar la bienvenida -en este caso, que me diera la bienvenida- el nuevo ocupante de casa, Imanol -otro día haré una entrada de él-, cuando me he lanzado a las procelosas carreteras americanas. Destino, Hollywood.



Que nadie se alarme. No es mi intención buscar fortuna en el cine, aunque si me llega una oferta... Mi objetivo es más prosaico: voy a pasar una semana de investigación en diversos archivos y bibliotecas de Los Ángeles, relacionadas con el cine. Es para una investigación que tengo en mente sobre el modo en el que el cine estadounidense vio y reflejó a los inmigrantes vascos. Algo que cuando lo comento todos me citan la infame "Thunder in the Sun" con sus vascos pegando brincos, gritando irrintzis y usando la cesta del jai-alai en su enfrentamiento con los indios.



Como el camino es largo y no está exento de peligros (el Doner Pass que cruza esta parte de las Rocosas y abre el camino al Pacífico estaba literalmente bajo capas de dos metros de nieve), decidí hacer el viaje en dos días en vez de pegarme la paliza de diez o doce horas de coche seguidas. Además, tampoco hay que perder la oportunidad de hacer un poco de turismo.
Por recomendación expresa de mi abogada, fui dando cuenta a casa de las etapas por las que pasaba, y en las que intentaba localizar sitios con wifi gratuito. Puedo hacer ya un mapa de los mejors hot-spots de la zona. Es casi seguro encontrar "complimentary wifi" en los Starbucks y los McDonalds; pero hay más lugares que deparan sorpresas similares. Armado con un iPod es posible hacerse con una visión de qué lugares tienen este servicio, antes de decidirse a entrar a tomar un refrigerio en uno u otro. Así, visité un Starbucks en Colfax, pasé raudo por Sacramento, crucé Stockton y paré a almorzar en un Wendy's en Modesto (lo cierto es que el wifi lo ofrecía McDonalds, pero era tan potente que llegaba al edificio de al lado). Todos ellos en California, siguiendo la autopista 99 que cruza el valle central, por su lado oriental, de norte a sur (existía otra alternativa, la interestatal 5, que hace el mismo recorrido pero por el lado oriental del valle... en una entrada posterior os explicaré por qué elegí la 99).
Finalmente, tras cruzar pueblos con nombres familiares como Merced, Madera o Fresno, di a parar a Tulare. Una ciudad pequeña, que no pasa de los 40.000 habitantes (según se indica en el cartel que, como en todos los pueblos americanos, nos informa de la entrada en una nueva localidad). Similar en todo a cualquier otra ciudad, con los mismos malls, supermercados, cadenas de comida rápida, y franquicias de hoteles. Se ha dicho muchas veces que los aeropuertos son impersonales porque son todos iguales, en cualquier parte del mundo que estés. Algo parecido pasa con los pueblos americanos: son prácticamente iguales, con los mismos comercios y la misma arquitectura. Lo cual, por otra parte, le evita a uno mucha dificultades a la hora de moverse. Siempre le parece a uno que está como en casa, en un territorio conocido.


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