Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Mount Sinai

Hay afirmaciones que, aunque uno las diga muy en serio, es difícil que nadie se las crea, al menos al principio.
Así me pasó con la conferencia que tuve que pronunciar el pasado domingo 6 de febrero aquí en Reno, el mismo día de la final de la Superbowl que comenté ayer. La cosa comenzó allá por noviembre, cuando llegó un emal al centro pidiendo un voluntario para darles una charla sobre los vascos, su historia y cómo llegaron aquí a Nevada. En un momento en el que todavía estaba con esa determinación propia de los momentos iniciales, me ofrecí. Y aceptaron. Y fijamos la conferencia para febrero, como he dicho.
Los organizadores eran los miembros del Men's Club de la sinagoga Temple Sinai. Lo del Men's Club ya despertó entre los colegas y amigos del centro alguna sonrisilla, ya que ese mismo título lo ostenta uno de los dos salones de "espectáculo adulto" que hay en la ciudad. Hubo que hacer algunas precisiones, pero creo que las sonrisas medio burlonas tardaron un poco en desaparecer.
En gran medida contribuyó a ello la explicación complementaria que di sobre la fecha y hora del evento. ¿Un domingo a las 9 de la mañana? Pues sí, así era. Si no, baste como comprobación la página web de la sinagoga, donde aparecen claras las fechas y demás referencias explicativas. Así que a las 9 de la mañana allí estaba, como un reloj, en el lugar indicado. Por suerte, se hallaba muy cerca de casa, apenas a quince minutos en coche.
El Templo Sinai es una de las tres sinagogas, me explicarion, que están actualmente en funcionamiento en Reno. Pertenece a la Union for the Reform Judaism. Esta rama del judaismo es la más progresista de todas, en cuestiones tales como la igualdad de la mujer, por ejemplo. Me enseñaron el "sanctuary", como todo el edificio inaugurado recientemente (se comenzó a construir en 2008 y se acabó hace apenas diez meses). Y el Men's Club, a pesar de su nombre, era una reunión abierta a hombres y mujeres, judíos y no judíos.
El acto era lo más parecido a un desayuno de trabajo. Primero degustamos el desayuno, compartiendo mesa con los asistentes. Hay que reconocer que me sorprendió: no era la gastronomía americana, sino que me encontré con una variedad de platos, por supuesto kosher, pero que recordaban muchísimo a la gastronomía del Mediterráneo oriental. Había ensaladas con queso feta, alcachofas, olivas y otros vegetales, un delicioso revuelto de vegetales asados aromatizados con unas especias que no pude identificar, una especie de empanada hecha de una capa inferior de patatas cocidas y luego asadas, un relleno de carne picada con pimientos y otros vegetales, muy picante, y una capa superior de las mismas patatas. Sin faltar queso, miel, frutas y un delicioso café.
He de reconocer que comí menos de lo que me habría gustado, sobre todo porque luego me esperaba la charla, y no es agradable dar una charla con el estómago demasiado lleno. Así que a los cuarenta y cinco minutos de empezar, me dieron la palabra, y pasé otros cuarenta y cinco intentando explicar dónde estaba el País Vasco, su historia, y demás cosas que llevaba preparado. Creo que me entendieron, porque incluso se rieron en los chistes y anécdotas que llevaba preparadas para aligerar el peligro de hablar con tono demasiado serio (o aburrido).
En resumen, una nueva experiencia que se añade a todas las novedades que estoy viviendo en este año americano...

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