Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

sábado, 15 de marzo de 2014

St. Patrick's Day

Pues todo tiene una explicación. Comenzando por los fuegos artificiales.
Ahora que ya me estoy acomodando al horario de Georgia y se me han acabado los últimos coletazos del jet lag, he comenzado a dormir de un tirón y con un sueño tan profundo que no me he dado cuenta de lo que estaba pasando apenas a unos metros de mi departamento. Es que este fin de semana se celebra St. Patrick's Day, el día de los irlandeses, y no es que haya mucho irlandés por aquí, la verdad, o al menos no parece que sea ésta una tierra donde llegaran oleadas de inmigrantes de la verde Eire. Pero bueno, ya es una tradición americana celebrar a este santo católico con fiestas que incluyen, además de la tradicional ingesta de alcohol, ciertas extravagantes costumbres.
Aquí en Columbus parece que ha sido el día de la tiza. Levantado a eso de las 9 de la cama, me di de bruces con la sorpresa de ver deambular delante de casa filas interminables de personas, de todas las edades, cubiertas de arriba a abajo de polvo de tiza. Algunos incluso paraban a mirarse en el espejo que forman las ventanas de mi apartamento.
Me dispuse a seguirles la pista, y al doblar la calle a Broadway, pude ver en la lejanía los restos de lo que parecía una batalla campal y una humareda de un extraño color fucsia.
Pues de batalla nada, o a lo sumo, batalla festiva. Que ya había acabado a esas alturas de la mañana (estos americanos, ¿cuándo se levantan los días de fiesta?). Acercándome al lugar de los hechos podía apreciar, a un lado los clientes del mercado sabatino (hoy también he comprado pan de verdad) y al otro lado, a la puerta de las tabernas, gentes de todas edades bebiendo. No sé si madrugadores o trasnochadores.
El lugar de la batalla realmente era impresionante, pareciera como si hubiera habido una nevada. De color raro, eso sí, pero hasta los coches estaban cubiertos del polvo que también llevaban en sus ropas los paseantes.

Uno que aún desconoce los intríngulis de la cultura local, no dejó de sorprendere por la clara muestra de desbordante alegría irracional que muestra este tipo de actos, y sobre todo, de la eficiencia con la que la policía y los servicios de limpieza se coordinaron para dejar el área limpia y expedita en cosa de pocos minutos.
Ahora ya ha pasado la marea de gente por la zona. Dado que es mediodía, me imagino a muchos yendo a comer, y a bastantes quizá yendo a dormir por el efecto del trasiego mañanero. De todos modos, he visto en el programa que esto es solo el aperitivo, y que esta noche hay música en directo (eso sí, caribeña, no irlandesa). Ya os contaré.


No hay comentarios:

Publicar un comentario