Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

martes, 9 de noviembre de 2010

Hombres de poca fe

Para aquellos que ayer hicieran comentarios jocosos sobre el Morcilla Day y sus prolegómenos y epílogo nocturno... que sepan que al día siguiente, domingo, allí estuvimos como un clavo, en el Multi-Purpose Building de la Boise State University, para colaborar en el seminario dirigido por Xabier Irujo sobre Política Vasca. Parece mentira, sobre todo visto desde la experiencia académica universitaria en Europa, pero siendo domingo y de 9 a 17 horas el seminario, se había apuntado bastante gente, y además muy interesada. Ya sabemos cómo son los americanos: preguntones como ellos solos.




Fue una experiencia muy interesante, sobre todo por el auditorio y la necesidad de hablar sobre una cuestión tan peliaguda como es la política vasca, en un idioma en el que todavía no estamos muy duchos. La verdad es que subí al estrado preso de incontinencia intestinal aguda, no sólo por el miedo escénico, sino también como efecto secundario de las morcillas de la noche anterior (Xabier insiste que es por culpa del café, que era malo de solemnidad, pero yo creo que más bien fue producto del exceso de ingesta).
La sesión final se reservó para un invitado ilustre: Pete Cenarrusa, antiguo Secretario de Estado de Idaho, que sigue ostentando el record de ser el político americano que más tiempo ha permanecido activo en su cargo. Pete es, como indica su nombre, hijo de vascos, y de hecho es muy conocido entre nosotros por sus ocasionales incursiones (injerencias para otros) en la política vasca, especialmente cada vez que se declara una tregua de ETA. Tiene una hablar pausado, una dicción clara y un conocimiento muy alto de las políticas americana y vasca (lo mismo habla de cuando iba a pasear a caballo con Reagan que de sus llamadas nocturnas al lehendakari). Además, como buen político, sabe cómo eludir una pregunta incómoda sin perder la sonrisa. Fue un placer y un honor escucharle y debatir con él.

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