¿Podría existir una imagen más representativa de San Francisco que el Golden Gate? A duras penas. Y eso que no es el puente más alto, ni el más largo, ni el más complejo del mundo. Ni siquiera de la zona: en la bahía hay otros que le ganan en altura, longitud y lo que sea. Pero no en espectacularidad, y sobre todo ninguno tiene el peso de la tradición detrás. Cuando inauguraron el puente era una obra de la ingeniería. Y, sobre todo, destaca el lugar en el que está, en la boca de la bahía, separándola del océano.
Eso, por no hablar de las míticas referencias cinematográficas que atesora el puente. ¿Acaso no es impresionante visitar el sitio desde el que se cayó al mar Kim Novak y fue rescatada por James Stewart, en Vértigo?
Saludos desde Columbus, Georgia, donde voy a experimentar por segunda vez la vida en los Estados Unidos. Inicié ese blog por mi estancia como Visiting Scholar en la Universidad de Nevada. De aquel año quedan aquí algunas experiencias, las más de ellas divertidas. Ahora toca contar los sucedidos en el otro extremo de este extenso país, como Visiting Scholar in Latin American Studies en la Columbus State University. Welcome to the South!
Un año en Reno
En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.
domingo, 31 de octubre de 2010
sábado, 30 de octubre de 2010
Política nacional
Con esto del viaje a San Francisco, se me había quedado en el tintero las visitas que tuvimos la semana pasada en la Universidad. Ni más ni menos que una ex-candidata a vicepresidente, y el actual vicepresidente. No de la Universidad, sino de los Estados Unidos. Sarah Palin y Joe Biden. Republicana y demócrata, por este orden.
La explicación es sencilla. Aunque Nevada no es un estado importante, y por su población apenas cuenta en el recuento general de los votos en elecciones nacionales, resulta que quien ha sido durante años portavoz de los demócratas en el Senado, no ha sido otro que el senador por Nevada, un tal Harry Reid. Que se presenta a la reelección, y que tiene como oponente (que no oponenta, como me corregirían algunos bienpensantes) a Sharron Angle, que es una de las líderes del Tea Party. Ya saben, ese grupo de presión que se ha formado dentro del partido Republicano, en el que se han concentrado todos los que por Europa clasificaríamos en la extrema derecha.
Líder contra líder. Así que no es extraño que hayan venido los pesos pesados a ayudar a sus respectivos candidatos. Y de este modo, la campaña para las elecciones del 2 de noviembre comenzó, con unas horas de diferencia, aquí en Reno.
Primero fue Sarah Palin, que estuvo el día 18 enfrente de la sede del Partido Republicano en la ciudad. Fue un evento al aire libre que colapsó el centro de la ciudad, y que entre otras cosas me tuvo atrapado en un inusual atasco durante más de media hora. No tengo ninguna foto del evento, pero al menos me queda un cortito video.
Dos días más tarde contraatacaron los demócratas, en la persona de Joe Biden. Y esta vez lo hacían muy cerca de mi casa, apenas a doscientos metros, en el antiguo Gymnasium de la Universidad. Al lado de la hamburguesería donde se pueden ver los partidos del Wolf Pack.
Ya desde las ocho de la mañana andaban los del servicio secreto revoloteando por la zona. Lo de revolotear no es broma, porque había incluso algún helicóptero para asegurar la seguridad del visitante ilustre. Esto significaba que hasta mediodía quedaba todo paralizado, el edificio rodeado y medio campus impracticable al haber cortado casi todos los accesos e impedir que nadie pudiera acercarse al sitio donde iba a tener lugar el meeting.
También desde muy pronto, se personaron en la entrada militantes y detractores del partido demócrata. Los primeros, se situaron a la puerta del recinto, animando a todo el mundo que pasaba a entrar como público -eso sí, tras cruzar dos arcos de seguridad por si las moscas-. Ofrecían igualmente facilidades para votar de forma adelantada (aquí se puede votar con un mes de antelación, y en cualquier mesa que pongan los partidos o cualquier grupo interesado, en los lugares más insospechados. En la UNR los demócratas han ocupado las mesas del Starbucks y los republicanos prefieren la zona de la Cantina Mexicana).
Enfrente, por supuesto, estaban los republicanos, acusando a Biden, y de paso a su jefe, de lo peor que se puede achacar a un político americano. Dicen que son socialistas... No creo que como Zapatero.
De Biden si tengo foto mientras daba el speech. Aquí os la dejo. Saludos.
La explicación es sencilla. Aunque Nevada no es un estado importante, y por su población apenas cuenta en el recuento general de los votos en elecciones nacionales, resulta que quien ha sido durante años portavoz de los demócratas en el Senado, no ha sido otro que el senador por Nevada, un tal Harry Reid. Que se presenta a la reelección, y que tiene como oponente (que no oponenta, como me corregirían algunos bienpensantes) a Sharron Angle, que es una de las líderes del Tea Party. Ya saben, ese grupo de presión que se ha formado dentro del partido Republicano, en el que se han concentrado todos los que por Europa clasificaríamos en la extrema derecha.
Líder contra líder. Así que no es extraño que hayan venido los pesos pesados a ayudar a sus respectivos candidatos. Y de este modo, la campaña para las elecciones del 2 de noviembre comenzó, con unas horas de diferencia, aquí en Reno.
Primero fue Sarah Palin, que estuvo el día 18 enfrente de la sede del Partido Republicano en la ciudad. Fue un evento al aire libre que colapsó el centro de la ciudad, y que entre otras cosas me tuvo atrapado en un inusual atasco durante más de media hora. No tengo ninguna foto del evento, pero al menos me queda un cortito video.
Dos días más tarde contraatacaron los demócratas, en la persona de Joe Biden. Y esta vez lo hacían muy cerca de mi casa, apenas a doscientos metros, en el antiguo Gymnasium de la Universidad. Al lado de la hamburguesería donde se pueden ver los partidos del Wolf Pack.
Ya desde las ocho de la mañana andaban los del servicio secreto revoloteando por la zona. Lo de revolotear no es broma, porque había incluso algún helicóptero para asegurar la seguridad del visitante ilustre. Esto significaba que hasta mediodía quedaba todo paralizado, el edificio rodeado y medio campus impracticable al haber cortado casi todos los accesos e impedir que nadie pudiera acercarse al sitio donde iba a tener lugar el meeting.
También desde muy pronto, se personaron en la entrada militantes y detractores del partido demócrata. Los primeros, se situaron a la puerta del recinto, animando a todo el mundo que pasaba a entrar como público -eso sí, tras cruzar dos arcos de seguridad por si las moscas-. Ofrecían igualmente facilidades para votar de forma adelantada (aquí se puede votar con un mes de antelación, y en cualquier mesa que pongan los partidos o cualquier grupo interesado, en los lugares más insospechados. En la UNR los demócratas han ocupado las mesas del Starbucks y los republicanos prefieren la zona de la Cantina Mexicana).
Enfrente, por supuesto, estaban los republicanos, acusando a Biden, y de paso a su jefe, de lo peor que se puede achacar a un político americano. Dicen que son socialistas... No creo que como Zapatero.
De Biden si tengo foto mientras daba el speech. Aquí os la dejo. Saludos.
viernes, 29 de octubre de 2010
Lombard Street
Lombard Street atesora tres records en San Francisco. En primer lugar, tiene el tramo de calle más pendiente de la ciudad, tan pendiente que los coches no podían circular por ella, por lo que se inventaron un recorrido en zig-zag que se ha hecho famoso. En segundo lugar, es la calle con más tráfico en la ciudad, ya que todos los días son caravanas de coches las que se agolpan a la entrada para experimentar la experiencia de bajar por ella. Y en tercer lugar, es sin duda el lugar más fotografiado de la ciudad, ya que tanto en los coches como en las aceras, hay siempre decenas de personas sacando fotos.
Yo mismo saqué mi primera foto de Lombard St. desde Coit Tower. Es quizá el único lugar desde el que se aprecia cómo es en realidad el lugar. Lombard St. es lo que se ve en el centro de la imagen, encima del árbol. Lo siento, no tenía teleobjetivo.
Primero nos acercamos en nuestro paseo por la ciudad, como unos peatones cualquiera -eso sí, tras haber subido hasta Russian Hills desde el puerto, cuatro tramos de manzana, cada uno de ellos cinco veces la cuesta de San Roque en Portugalete, y endiabladamente más empinada-. Desde allí bajamos andando el tramo en zig-zag de Lombard, como unos turistas cualquiera, tomando imágenes del entorno y de los arriesgados conductores que se lanzaban cuesta abajo.
¿Qué os voy a decir? Que no es lo mismo bajar andando que hacer el recorrido en coche, y que nos dieron un poco de envidia, así que ni cortos ni perezosos nos volvimos al hotel para regresar motorizados y hacer el recorrido en cuatro ruedas. Y grabamos toda la secuencia para la posteridad.
jueves, 28 de octubre de 2010
Pier 39 (II)
La sorpresa está a la vuelta de la esquina. Desde hace dos décadas, Pier 39 tiene un grupo de residentes permanentes que han sentado sus reales en las viejas instalaciones del muelle, y lo han convertido en su casa. Más aún, se han convertido en una de las mayores atracciones del muelle. Son los famosos SAN FRANCISCO'S SEA LIONS, los leones marinos del muelle 39.
Los primeros ejemplares comenzaron a llegar e instalarse allá por 1989. Se situaron encima del andamiaje flotante de madera que una vez sirvió para llegar hasta los barcos. Era un lugar seco y seguro y con fácil acceso hacia y desde el agua. Pronto llegaron más, ya que los turistas no los molestaban, se limitaban a sacarles fotos. En sus mejores momentos llegó a haber centenares en la colonia.
A fines de 2009 sonó la alarma porque los leones habían abandonado de un día para otro su casa. Era un desastre, sobre todo para la economía de los comerciantes del muelle, que habían convertido la presencia de los animalitos (malolientes ellos, hay que reconocer) en un foco de atracción turística. La cafetería más cercana al lugar donde se aposentaban los leones marinos cambió su nombre a Sea Lion Café, y así el resto. Así que hay que imaginarse lo que fue entonces. El debate alcanzó al ayuntamiento de San Francisco, al estado de California, e incluso al director nacional de Parques Naturales, del que dependía el bienestar de los mamíferos acuáticos más famosos del país.
Finalmente regresaron, del mismo modo en que se fueron, es decir, misteriosamente. Y aunque la población que hay hoy en día no es tan numerosa y espectacular como la que hubo en tiempos, sigue siendo un espectáculo digno de ser contemplado.
Las fotos y videos que os dejo aquí espero que sirvan para ilustrar mis palabras.
Los primeros ejemplares comenzaron a llegar e instalarse allá por 1989. Se situaron encima del andamiaje flotante de madera que una vez sirvió para llegar hasta los barcos. Era un lugar seco y seguro y con fácil acceso hacia y desde el agua. Pronto llegaron más, ya que los turistas no los molestaban, se limitaban a sacarles fotos. En sus mejores momentos llegó a haber centenares en la colonia.
A fines de 2009 sonó la alarma porque los leones habían abandonado de un día para otro su casa. Era un desastre, sobre todo para la economía de los comerciantes del muelle, que habían convertido la presencia de los animalitos (malolientes ellos, hay que reconocer) en un foco de atracción turística. La cafetería más cercana al lugar donde se aposentaban los leones marinos cambió su nombre a Sea Lion Café, y así el resto. Así que hay que imaginarse lo que fue entonces. El debate alcanzó al ayuntamiento de San Francisco, al estado de California, e incluso al director nacional de Parques Naturales, del que dependía el bienestar de los mamíferos acuáticos más famosos del país.
Finalmente regresaron, del mismo modo en que se fueron, es decir, misteriosamente. Y aunque la población que hay hoy en día no es tan numerosa y espectacular como la que hubo en tiempos, sigue siendo un espectáculo digno de ser contemplado.
Las fotos y videos que os dejo aquí espero que sirvan para ilustrar mis palabras.
miércoles, 27 de octubre de 2010
Pier 39
El muelle número 39 es sin duda el mas conocido de todos los que jalonan el Embarcadero de San Francisco, es decir, su puerto tradicional. Hay que decir que es un puerto en declive: ya no estacionan grandes buques, ni comerciales ni de la armada, en sus muelles. Los puertos de carga y descarga se han llevado a otras zonas de la bahía, menos constreñidas por el entorno urbano, y del pasado militar de San Francisco sólo queda una reliquia en el muelle 45, convertido en un museo, donde están permanentemente estacionados un barco y un submarino de la Segunda Guerra Mundial.
Los muelles de San Francisco se han reconvertido. Algunos mantienen su carácter marítimo; son los sitios donde salen los ferries que cruzan la bahía, o los que hacen las excursiones para los turistas, hasta el Golden Gate, Alcatraz o incluso, ya en el interior, hasta la zona de San Mateo. En otros lugares hay yates y botes particulares. Pero en la zona norte, cerca ya de la Marina, el puerto se ha reconvertido en un parque de atracciones. Un lugar en el que se concentran paseos, tiendas, restaurantes, heladerías, y en general todo el tipo de atracciones que le gusta al turista americano.
La quintaesencia del Fisherman's Wharf, que es como se llama el invento, lo constituye el famoso muelle o Pier 39. Originalmente no es un invento americano, sino británico. Su base está en los famosos muelles que en Brighton o en Blackpool se adentran en el mar, cual paseos escapando de la costa, cubiertos de todo tipo de atracciones festivaleras. Eso sí, los americanos han cogido la idea y la han elevado a la quinta potencia.
Pier 39 es, en el fondo, un centro comercial. Sobre una arquitectura que quiere recordar a las viejas cabañas de los pescadores que otrora ocupaban estos muelles, se han situado todo tipo de tiendas. Algunas son propias de un lugar turístico, con los típicos recuerdos (camisetas de "I was in SF" o "Escaped from Alcatraz", las mismas que venden en Chinatown pero cuatro veces más caras; postales, imanes de nevera, gorros, platos, etc...). También abundan los restaurantes de ambiente marino, las cafeterías, tiendas de golosinas, pero también hay tiendas que más bien esperaríamos encontrar en un mall en las afueras. Con decir que incluso había un "Left Handed Shop" donde venían todo tipo de gadgets para zurdos (de haber contado antes con el abrelatas para zurdos no me habría hecho el corte en el dedo que me ha adornado la mano durante una semana).
Se trata de uno de los lugares más concurridos de San Francisco. Cientos y cientos de personas que se afanan, sin embargo, no por entrar en las tiendas, sino llegar hasta el fondo, donde les espera una sorpresa.
Y la sorpresa no es, no, la espectacular vista sobre la bahía.
Los muelles de San Francisco se han reconvertido. Algunos mantienen su carácter marítimo; son los sitios donde salen los ferries que cruzan la bahía, o los que hacen las excursiones para los turistas, hasta el Golden Gate, Alcatraz o incluso, ya en el interior, hasta la zona de San Mateo. En otros lugares hay yates y botes particulares. Pero en la zona norte, cerca ya de la Marina, el puerto se ha reconvertido en un parque de atracciones. Un lugar en el que se concentran paseos, tiendas, restaurantes, heladerías, y en general todo el tipo de atracciones que le gusta al turista americano.
La quintaesencia del Fisherman's Wharf, que es como se llama el invento, lo constituye el famoso muelle o Pier 39. Originalmente no es un invento americano, sino británico. Su base está en los famosos muelles que en Brighton o en Blackpool se adentran en el mar, cual paseos escapando de la costa, cubiertos de todo tipo de atracciones festivaleras. Eso sí, los americanos han cogido la idea y la han elevado a la quinta potencia.
Entrada a Pier 39 |
Pier 39 es, en el fondo, un centro comercial. Sobre una arquitectura que quiere recordar a las viejas cabañas de los pescadores que otrora ocupaban estos muelles, se han situado todo tipo de tiendas. Algunas son propias de un lugar turístico, con los típicos recuerdos (camisetas de "I was in SF" o "Escaped from Alcatraz", las mismas que venden en Chinatown pero cuatro veces más caras; postales, imanes de nevera, gorros, platos, etc...). También abundan los restaurantes de ambiente marino, las cafeterías, tiendas de golosinas, pero también hay tiendas que más bien esperaríamos encontrar en un mall en las afueras. Con decir que incluso había un "Left Handed Shop" donde venían todo tipo de gadgets para zurdos (de haber contado antes con el abrelatas para zurdos no me habría hecho el corte en el dedo que me ha adornado la mano durante una semana).
Se trata de uno de los lugares más concurridos de San Francisco. Cientos y cientos de personas que se afanan, sin embargo, no por entrar en las tiendas, sino llegar hasta el fondo, donde les espera una sorpresa.
Y la sorpresa no es, no, la espectacular vista sobre la bahía.
martes, 26 de octubre de 2010
Coit Tower
Coit Tower es uno de los must-see de San Francisco. En todas las guías turísticas de la ciudad aparece señalado como uno de los puntos de visita obligada, y a fe mía que mucha gente sigue al pie de la letra sus indicaciones. Nosotros también, todo hay que decirlo.
Coit Tower es una antigua torre de señales, situada en un cerro junto al puerto de la ciudad. Arquitectónicamente no es ninguna maravilla. Un cilindro de hormigón armado, rehecho tras el terremoto de 1905. Originalmente se trataba de un puesto de vigilancia para avisar con antelación de los barcos que entraban en el puerto. Eran los tiempos del Gold Rush, y arribaban a San Francisco barcos de todas las procedencias, con su cargamento de aventureros que iban en busca de su particular El Dorado (y no precisamente el casino). El uso de la torre fue breve, porque para 1853, cuatro años tras su erección, se había quedado ya obsoleta por culpa del telégrafo. Estuvieron los San Franciscans sin saber que hacer con ella, hasta que al final quedó convertida en un elemento tradicional del paisaje, ya que se observa desde todos los sitios de la ciudad. Y ahí la dejaron.
Desde luego, llegar a Coit Tower cuesta mucho. Sobre todo si vas a pie. Se puede llegar en coche y hay un parking arriba, pero lo más normal es que no encuentres sitio para aparcar. Además a pie se hace deporte, un deporte muy exigente la verdad, porque las cuestas de San Francisco son cuestas de verdad. He intentado que la cámara fotográfica refleje lo empinado de las cuestas, no lo he conseguido plenamente, pero servirá para hacerse una idea. Hay tramos, y no exagero, que recuerdan la escalada al Amboto.
¿Y para qué tanto esfuerzo si la torre de marras no es una cosa del otro jueves? La respuesta es evidente: las vistas. Si Coit Tower se ve desde cualquier lado de la ciudad, esto significa que desde Coit Tower se ve toda la ciudad. Y más allá: también se tiene unas impresionantes vistas de la bahía, desde el Golden Gate hasta mas allá Oakland. Lástima que, este fin de semana, la niebla no nos dejara disfrutar de la vista en todo su esplendor y luz. Pero así y todo, pudimos tomar unas buenas imágenes.
Coit Tower es una antigua torre de señales, situada en un cerro junto al puerto de la ciudad. Arquitectónicamente no es ninguna maravilla. Un cilindro de hormigón armado, rehecho tras el terremoto de 1905. Originalmente se trataba de un puesto de vigilancia para avisar con antelación de los barcos que entraban en el puerto. Eran los tiempos del Gold Rush, y arribaban a San Francisco barcos de todas las procedencias, con su cargamento de aventureros que iban en busca de su particular El Dorado (y no precisamente el casino). El uso de la torre fue breve, porque para 1853, cuatro años tras su erección, se había quedado ya obsoleta por culpa del telégrafo. Estuvieron los San Franciscans sin saber que hacer con ella, hasta que al final quedó convertida en un elemento tradicional del paisaje, ya que se observa desde todos los sitios de la ciudad. Y ahí la dejaron.
Desde luego, llegar a Coit Tower cuesta mucho. Sobre todo si vas a pie. Se puede llegar en coche y hay un parking arriba, pero lo más normal es que no encuentres sitio para aparcar. Además a pie se hace deporte, un deporte muy exigente la verdad, porque las cuestas de San Francisco son cuestas de verdad. He intentado que la cámara fotográfica refleje lo empinado de las cuestas, no lo he conseguido plenamente, pero servirá para hacerse una idea. Hay tramos, y no exagero, que recuerdan la escalada al Amboto.
Esto es para hacerse una idea de cómo son las cuestas. La cámara está situada en posición horizontal |
¿Y para qué tanto esfuerzo si la torre de marras no es una cosa del otro jueves? La respuesta es evidente: las vistas. Si Coit Tower se ve desde cualquier lado de la ciudad, esto significa que desde Coit Tower se ve toda la ciudad. Y más allá: también se tiene unas impresionantes vistas de la bahía, desde el Golden Gate hasta mas allá Oakland. Lástima que, este fin de semana, la niebla no nos dejara disfrutar de la vista en todo su esplendor y luz. Pero así y todo, pudimos tomar unas buenas imágenes.
Russian Hills, Marina District y, al fondo, el Golden Gate. |
Alcatraz, la penitenciaría de alta seguridad. |
Oakland Bridge |
Al fondo, Nob Hill y sus grandes edificios. En el valle, Columbus Ave. |
Fisherman's Wharf. Al fondo, Sausalito. |
lunes, 25 de octubre de 2010
Algunos lugares curiosos de San Francisco
Aunque ya estamos felizmente de regreso a casa, tras sortear seis horas de viaje bajo un diluvio impenitente, os seguiré contando algunas cosas de nuestro viaje a San Francisco.
Lo primero que sorprende al visitante de San Francisco, sobre todo si uno viene de un lugar como Reno, es el marcado carácter europeo que se respira. No sólo en su imagen urbana, con el tipo de construcciones, las amplias aceras, la vida callejera... sino también en las gentes que uno ve por las calles, vestidas con lo que para nosotros parece un estilo de ropa normal. No se ven aquí, o al menos no con la proliferación de otros sitios de Estados Unidos, las combinaciones de chándal, shorts, sandalias y chamarra vaquera que son el uniforme de nuestros convecinos en Reno. Donde más se nota es en el calzado. ¡Aquí la gente lleva zapatos! (aunque, de todos modos, había algunos turistas que se atrevían con las sandalias, o incluso con chanclas...).
San Francisco es una ciudad para pasear. El downtown sólo puede disfrutarse caminando y perdiéndose en el bullicio de locales y turistas que se desparraman por sus lugares emblemáticos: las tiendas de lujo entre Market St. y las fronteras de Chinatown; la diagonal Columbus; Embarcadero y el Fisherman's Wharf con sus vistas a Alcatraz y el Golden Gate; o ya más lejos la misión de los Dolores o el ambiente del barrio de Castro. Son todos lugares y paisajes que se nos hacen muy conocidos, por haber servido de escenario a películas y series de televisión.
Os contaré algunas de las cosas que descubrimos en nuestro paseo:
1.- Los tranvías de San Francisco. Son una de las señas de identidad de la ciudad, y eso que desaparecieron por la cosa del progreso en la década de 1970. Hoy se han recuperado, y tienen un marcado carácter turístico. Hay dos tipos de tranvías. Por un lado están los streetcar, tranvías al uso que circulan por las zonas más o menos llanas de la ciudad, y que combinan su uso turístico con el funcional (hay muchos locales que lo cogen, no para sacarse fotos, sino para ir de un lado a otro de la ciudad). El más conocido era el de la línea "F", que recorrre desde el inicio de Market St. hasta el Fisherman's Warf pasando por toda la zona portuaria y el Embarcadero (así, en castellano, "The Embarcadero").
Los vehículos que circulan por la línea F son todos diferentes, y muy antiguos. La línea es un auténtico museo del tranvía americano. Todos tienen un cartel interior en el que se cuenta la historia del vehículo: cuándo fue construido y en qué ciudad(es) estuvo en funcionamiento antes de acabar en San Francisco. En concreto, este que presento, y en que hicimos nuestro primer viaje, procedía de Chicago y había sido construido en 1949. Y no era uno de los más antiguos.
Por otro lado, tenemos los cablecar, que son una especie de funiculares, aptos para escalar las vertiginosas cuestas del centro de la ciudad. Hay dos o tres cablecar en funcionamiento, siendo el más conocido -y largo- el que une Market con Fisherman's Warf. Más que nada, su éxito viene, aparte de por unir dos zonas típicamente de turistas, porque hace una parada intermedia en Lombart Street, con su conocido y vertiginoso descenso en zig-zag (en una entrada posterior os pondré algo sobre esta calle).
Lamentablemente no nos subimos en este cablecar, porque aparte de ser carísimo, cuando estábamos dispuestos a ser engañados como buenos turistas, cayó una tormenta terrible que nos hizo desistir. Otra vez será... De todos modos, os pongo algunas imágenes y un video para que os hagáis una idea.
2.- La Plaza de las Naciones Unidas. Pues sí, San Francisco es un lugar histórico ya que fue donde se reunieron los aliados en 1945, con la guerra mundial todavía en acción, para dar nacimiento a la organización que, según decían, iba a acabar con los conflictos en el mundo. Huelga decir que no lo ha conseguido, pero al menos la intención era loable. Se reunieron los mandatarios del mundo en esta ciudad, en un edificio que todavía hoy es recordado por este hecho y marcado con una placa y las banderas americanas y de la ONU que ondean al viento.
3.- El Hotel Saint Francis. Está situado en pleno centro de San Francisco y es uno de los más antiguos y respetables de la ciudad (y de los más caros, todo hay que decir). Curiosamente muy poca gente lo conoce por este nombre, sino por el de Hotel Saint Gregory. ¿Se acuerda alguien de aquella serie de los años 70 protagonizada por James Brolin y Collie Selleca? El primero era el director, un apuesto barbudo llamado Peter McDermont que, con todo el tiempo libre que le daba ser director de un monstruo de diez y pico plantas, se dedicaba a hacer el bien entre sus clientes y a ligar con sus clientas. Estaban también el jefe de seguridad, la recepcionista mayor, los amores entre una de las recepcionistas y un botones, y en la última planta, Anne Baxter haciendo de Victoria Cabbot, la dueña del edificio. A mí me recordaba mucho a otra serie mítica de aquellos años, Vacaciones en el Mar, por el tipo de argumento y la combinación de un equipo fijo de actores y otros que sólo salían en cada episodio porque eran supuestos húespedes del hotel o del crucero.
Lógicamente, el Saint Francis no sirvió como lugar de rodaje, ya que todos los interiores se hacían en estudio. Pero las tomas exteriores siempre incluían un travelling a la fachada de este impresionante edificio.
4.- La tienda original de Levi's. Levi Strauss comenzó su imperio pantalonero usando las lonas con las que se cubrían las carretas de las caravanas que trajeron los pioneros al Oeste. Era un material fácil de conseguir, y sobre todo muy resistente. Su éxito fue instantáneo, y el resto es una historia conocida por todos. Levi's sigue manteniendo su tienda central en San Francisco, no en el mismo lugar que la original -que quedó devastada por el terremoto de 1905- sino en la zona más céntrica de la ciudad, aquella en la que se agolpan las tiendas más caras y las marcas más exclusivas (donde, por cierto, se ha hecho un hueco un gallego que responde al nombre de guerra de Zara). En concreto, la Levi's esta situada junto al Tiffany's (la misma cadena del de "Desayuno con Diamantes") y tiene enfrente una acera donde se agolpan todos los diseñadores de ropa de nombre francés que más suenan.
La tienda es todo un espectáculo. Son cuatro plantas dedicadas al tejano, su historia y sus mitos. En la escalera central de subida no podían faltar las imágenes vaqueras y una referencia nacional, con chaquetas vaqueras que representan a todos los Estados de la unión. Aquí me veis, como buen nevadeño, localizando y señalando sonriente a la mía.
Eso sí, es un lugar para mirar y no comprar. No os digo el precio de un 501 para que nadie se caiga de espaldas...
Lo primero que sorprende al visitante de San Francisco, sobre todo si uno viene de un lugar como Reno, es el marcado carácter europeo que se respira. No sólo en su imagen urbana, con el tipo de construcciones, las amplias aceras, la vida callejera... sino también en las gentes que uno ve por las calles, vestidas con lo que para nosotros parece un estilo de ropa normal. No se ven aquí, o al menos no con la proliferación de otros sitios de Estados Unidos, las combinaciones de chándal, shorts, sandalias y chamarra vaquera que son el uniforme de nuestros convecinos en Reno. Donde más se nota es en el calzado. ¡Aquí la gente lleva zapatos! (aunque, de todos modos, había algunos turistas que se atrevían con las sandalias, o incluso con chanclas...).
San Francisco es una ciudad para pasear. El downtown sólo puede disfrutarse caminando y perdiéndose en el bullicio de locales y turistas que se desparraman por sus lugares emblemáticos: las tiendas de lujo entre Market St. y las fronteras de Chinatown; la diagonal Columbus; Embarcadero y el Fisherman's Wharf con sus vistas a Alcatraz y el Golden Gate; o ya más lejos la misión de los Dolores o el ambiente del barrio de Castro. Son todos lugares y paisajes que se nos hacen muy conocidos, por haber servido de escenario a películas y series de televisión.
Os contaré algunas de las cosas que descubrimos en nuestro paseo:
1.- Los tranvías de San Francisco. Son una de las señas de identidad de la ciudad, y eso que desaparecieron por la cosa del progreso en la década de 1970. Hoy se han recuperado, y tienen un marcado carácter turístico. Hay dos tipos de tranvías. Por un lado están los streetcar, tranvías al uso que circulan por las zonas más o menos llanas de la ciudad, y que combinan su uso turístico con el funcional (hay muchos locales que lo cogen, no para sacarse fotos, sino para ir de un lado a otro de la ciudad). El más conocido era el de la línea "F", que recorrre desde el inicio de Market St. hasta el Fisherman's Warf pasando por toda la zona portuaria y el Embarcadero (así, en castellano, "The Embarcadero").
Los vehículos que circulan por la línea F son todos diferentes, y muy antiguos. La línea es un auténtico museo del tranvía americano. Todos tienen un cartel interior en el que se cuenta la historia del vehículo: cuándo fue construido y en qué ciudad(es) estuvo en funcionamiento antes de acabar en San Francisco. En concreto, este que presento, y en que hicimos nuestro primer viaje, procedía de Chicago y había sido construido en 1949. Y no era uno de los más antiguos.
Por otro lado, tenemos los cablecar, que son una especie de funiculares, aptos para escalar las vertiginosas cuestas del centro de la ciudad. Hay dos o tres cablecar en funcionamiento, siendo el más conocido -y largo- el que une Market con Fisherman's Warf. Más que nada, su éxito viene, aparte de por unir dos zonas típicamente de turistas, porque hace una parada intermedia en Lombart Street, con su conocido y vertiginoso descenso en zig-zag (en una entrada posterior os pondré algo sobre esta calle).
Lamentablemente no nos subimos en este cablecar, porque aparte de ser carísimo, cuando estábamos dispuestos a ser engañados como buenos turistas, cayó una tormenta terrible que nos hizo desistir. Otra vez será... De todos modos, os pongo algunas imágenes y un video para que os hagáis una idea.
2.- La Plaza de las Naciones Unidas. Pues sí, San Francisco es un lugar histórico ya que fue donde se reunieron los aliados en 1945, con la guerra mundial todavía en acción, para dar nacimiento a la organización que, según decían, iba a acabar con los conflictos en el mundo. Huelga decir que no lo ha conseguido, pero al menos la intención era loable. Se reunieron los mandatarios del mundo en esta ciudad, en un edificio que todavía hoy es recordado por este hecho y marcado con una placa y las banderas americanas y de la ONU que ondean al viento.
3.- El Hotel Saint Francis. Está situado en pleno centro de San Francisco y es uno de los más antiguos y respetables de la ciudad (y de los más caros, todo hay que decir). Curiosamente muy poca gente lo conoce por este nombre, sino por el de Hotel Saint Gregory. ¿Se acuerda alguien de aquella serie de los años 70 protagonizada por James Brolin y Collie Selleca? El primero era el director, un apuesto barbudo llamado Peter McDermont que, con todo el tiempo libre que le daba ser director de un monstruo de diez y pico plantas, se dedicaba a hacer el bien entre sus clientes y a ligar con sus clientas. Estaban también el jefe de seguridad, la recepcionista mayor, los amores entre una de las recepcionistas y un botones, y en la última planta, Anne Baxter haciendo de Victoria Cabbot, la dueña del edificio. A mí me recordaba mucho a otra serie mítica de aquellos años, Vacaciones en el Mar, por el tipo de argumento y la combinación de un equipo fijo de actores y otros que sólo salían en cada episodio porque eran supuestos húespedes del hotel o del crucero.
Lógicamente, el Saint Francis no sirvió como lugar de rodaje, ya que todos los interiores se hacían en estudio. Pero las tomas exteriores siempre incluían un travelling a la fachada de este impresionante edificio.
4.- La tienda original de Levi's. Levi Strauss comenzó su imperio pantalonero usando las lonas con las que se cubrían las carretas de las caravanas que trajeron los pioneros al Oeste. Era un material fácil de conseguir, y sobre todo muy resistente. Su éxito fue instantáneo, y el resto es una historia conocida por todos. Levi's sigue manteniendo su tienda central en San Francisco, no en el mismo lugar que la original -que quedó devastada por el terremoto de 1905- sino en la zona más céntrica de la ciudad, aquella en la que se agolpan las tiendas más caras y las marcas más exclusivas (donde, por cierto, se ha hecho un hueco un gallego que responde al nombre de guerra de Zara). En concreto, la Levi's esta situada junto al Tiffany's (la misma cadena del de "Desayuno con Diamantes") y tiene enfrente una acera donde se agolpan todos los diseñadores de ropa de nombre francés que más suenan.
La tienda es todo un espectáculo. Son cuatro plantas dedicadas al tejano, su historia y sus mitos. En la escalera central de subida no podían faltar las imágenes vaqueras y una referencia nacional, con chaquetas vaqueras que representan a todos los Estados de la unión. Aquí me veis, como buen nevadeño, localizando y señalando sonriente a la mía.
Eso sí, es un lugar para mirar y no comprar. No os digo el precio de un 501 para que nadie se caiga de espaldas...
domingo, 24 de octubre de 2010
Chinatown
Aunque la conocida película de Polanski no se refiere a San Francisco, sino a Los Ángeles, el más conocido de los barrios chinos de California, y posiblemente de todos los Estados Unidos, es el de San Francisco. El centro de este barrio está situado en la avenida Grant, entre la calle Bush y la avenida Columbus (la única diagonal que rompe el plano perfectamente ortogonal del downtown de San Francisco).Precisamente en el cruce de Bush y Grant (que en ese primer tramo se llama todavía Barbary Coast Trial), se sitúa uno de los landmarks de Chinatown, y por extensión de toda la ciudad de San Francisco: el arco en pleno estilo "oriental" que anuncia al visitante que va a entrar en una pequeña China.
Lo de la pequeña China no es una exageración. Si bien los edificios son claramente americanos -de hecho, en Chinatown se conserva el único resto de lo que en un primer momento debio ser la imagen arquitectónica de la ciudad-, el resto de elementos urbanos nos sitúa al otro lado del océano Pacífico
Chinatown es, ante todo, un gran mercado. Cientos de tiendas con productos chinos, del tipo de "todo a cien", entre las que se intercalan restaurantes, salones de degustación de te, tiendas con alimentos chinos (con cosas tan curiosas como calamar desecado, carne de todo tipo de animales, seca, ahumada o congelada, frutos irreconocibles que los clientes tocan una y otra vez hasta elegir los que prefieren...), y bazares con productos de imitación. Son cinco o seis manzanas llenas de letreros en chino, a veces con traducción al inglés.
Curiosamente, no encontramos ninguna bandera china. De la China continental, se entiende, porque a lo largo de la calle Grant todavía ondeaban los carteles que recordaban la conmemoración del día nacional de la llamada China nacionalista, más conocida como Taiwan...
Para acabar, os paso el recorrido que hicimos por una de las muchas tiendas que visitamos en Chinatown... Y eso que no compramos las galletas de la suerte (un invento, por cierto, que no es chino sino americano).
Lo de la pequeña China no es una exageración. Si bien los edificios son claramente americanos -de hecho, en Chinatown se conserva el único resto de lo que en un primer momento debio ser la imagen arquitectónica de la ciudad-, el resto de elementos urbanos nos sitúa al otro lado del océano Pacífico
Chinatown es, ante todo, un gran mercado. Cientos de tiendas con productos chinos, del tipo de "todo a cien", entre las que se intercalan restaurantes, salones de degustación de te, tiendas con alimentos chinos (con cosas tan curiosas como calamar desecado, carne de todo tipo de animales, seca, ahumada o congelada, frutos irreconocibles que los clientes tocan una y otra vez hasta elegir los que prefieren...), y bazares con productos de imitación. Son cinco o seis manzanas llenas de letreros en chino, a veces con traducción al inglés.
Curiosamente, no encontramos ninguna bandera china. De la China continental, se entiende, porque a lo largo de la calle Grant todavía ondeaban los carteles que recordaban la conmemoración del día nacional de la llamada China nacionalista, más conocida como Taiwan...
Para acabar, os paso el recorrido que hicimos por una de las muchas tiendas que visitamos en Chinatown... Y eso que no compramos las galletas de la suerte (un invento, por cierto, que no es chino sino americano).
sábado, 23 de octubre de 2010
Way down to San Francisco
Este fin de semana, que es el último que Chechu pasa con nosotros en Reno, nos hemos decidido a hacer un poco de turismo en San Francisco. Lo cierto es que hemos venido a pesar de los malos augurios metereológicos. Como bien dice la canción, "it never rains in Southern California", pero San Francisco no está en el sur sino en el norte del estado, por lo que es una zona en la que las nieblas, nubes y lluvias son habituales. Y claro está, como no podía ser menos, las predicciones dicen que tendremos un periodo de lluvias desde el viernes hasta el domingo. El lunes, sol.
De todos modos, aquí estamos, disfrutando de los primeros paseos en la ciudad de la bahía. Han sido casi seis horas de viaje desde Reno, incluyendo una parada en una localidad llamada Colfax, a mitad de camino entre Reno y Sacramento, donde hemos degustado unas deliciosas cheeseburguers en el MacDonald's local.
El receso en Colfax no tenía como objetivo principal la gula, sino que se debió a una llamada que recibió Chechu nada mas salir de Reno, desde el programa de televisión colombiano en el que colabora. Necesitaban que estuviera en directo en el programa dos horas y media más tarde. Por suerte, en Colfax todos los lugares publicos (el Starbucks, el MacDonald's y la cafetería Bruzz thru Joe's) ofrecen wifi gratuito y de buena calidad. Así que Chechu ha salido en antena desde el comedor de una hamburguesería, ante la mirada atónita de los comensales (tres anglos rubios, una familia compuesta por tres generaciones de vietnamitas, y la señora de la limpieza, mexicana).
En el MacDonald's descubrimos además una curiosidad, y es que este pueblo pertenece al "condado del placer" (County of Placer). No sé si sus vecinos de Nevada, que han hecho de los vicios ajenos su medio de vida, estarán muy de acuerdo con este inesperado competidor.
Así que una vez cubiertas las obligaciones laborales y las necesidades alimenticias, nos pusimos de nuevo en camino. Destino, San Francisco.
Según íbamos avanzando hacia el océano, pasando por Sacramento, Davis, Vallejo, el tiempo fue empeorando por momentos. Pero esto no fue óbice para que, finalmente, pudiéramos disfrutar de la visión de la ciudad, según cruzábamos la bahía por el Bay Bridge desde Oakland.
Mañana os comentaré que nos ha deparado esta ciudad.
De todos modos, aquí estamos, disfrutando de los primeros paseos en la ciudad de la bahía. Han sido casi seis horas de viaje desde Reno, incluyendo una parada en una localidad llamada Colfax, a mitad de camino entre Reno y Sacramento, donde hemos degustado unas deliciosas cheeseburguers en el MacDonald's local.
El receso en Colfax no tenía como objetivo principal la gula, sino que se debió a una llamada que recibió Chechu nada mas salir de Reno, desde el programa de televisión colombiano en el que colabora. Necesitaban que estuviera en directo en el programa dos horas y media más tarde. Por suerte, en Colfax todos los lugares publicos (el Starbucks, el MacDonald's y la cafetería Bruzz thru Joe's) ofrecen wifi gratuito y de buena calidad. Así que Chechu ha salido en antena desde el comedor de una hamburguesería, ante la mirada atónita de los comensales (tres anglos rubios, una familia compuesta por tres generaciones de vietnamitas, y la señora de la limpieza, mexicana).
En el MacDonald's descubrimos además una curiosidad, y es que este pueblo pertenece al "condado del placer" (County of Placer). No sé si sus vecinos de Nevada, que han hecho de los vicios ajenos su medio de vida, estarán muy de acuerdo con este inesperado competidor.
Así que una vez cubiertas las obligaciones laborales y las necesidades alimenticias, nos pusimos de nuevo en camino. Destino, San Francisco.
Según íbamos avanzando hacia el océano, pasando por Sacramento, Davis, Vallejo, el tiempo fue empeorando por momentos. Pero esto no fue óbice para que, finalmente, pudiéramos disfrutar de la visión de la ciudad, según cruzábamos la bahía por el Bay Bridge desde Oakland.
Mañana os comentaré que nos ha deparado esta ciudad.
viernes, 22 de octubre de 2010
Durante mi ausencia
Durante mi ausencia Chechu aprovechó para visitar la gran metrópoli del sur de Nevada, la incomparable Las Vegas. Hay a quien esta ciudad le parece un horror, o a quienes les parece el paraíso del turismo; en todo caso, no existe en el mundo nada parecido. Una explosión de luces en medio del desierto.
Chechu me ha pasado algunas de las fotos que tomó allí. Espero poder poner yo en breve mis propias imágenes. Eso sí, no hagan caso a la fecha. Fue en octubre de 2010.
Chechu me ha pasado algunas de las fotos que tomó allí. Espero poder poner yo en breve mis propias imágenes. Eso sí, no hagan caso a la fecha. Fue en octubre de 2010.
¿París? No, Las Vegas |
El Palacio del César (Caesar's Palace), la imagen más conocida de la ciudad. |
Con sus impresionantes fuentes. |
Elvis vive... lo hemos visto, dos veces. Y no íbamos bebidos. |
Si Augusto levantara la cabeza... |
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