Un año en Reno

En este diario iremos compartiendo algunas de las experiencias -espero que la mayoría de ellas agradables- durante los diez meses de estancia, día más día menos, como William A. Douglass Distinguished Scholar en el Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno.

viernes, 15 de octubre de 2010

Vascos en Salt Lake City

Deambulando por el aeropuerto de Salt Lake City, que se vanagloria de ser el 22º más importante por número de operaciones del mundo, me he topado con una curiosidad que quisiera compartir. Por supuesto, andan los vascos por medio; y tiene que ver con el lugar en el que está asentado este aeropuerto.
Cuenta la historia que allá por 1911, cuando la aviación estaba dando sus primeros pasos, las ciudades se disputaban albergar exhibiciones aéreas de aquellos pioneros que se atrevían a hacer acrobacias con aparatos que hoy nos parecen muy endebles. La capital de Utah no podía ser menos, y organizó un Gran Carnaval Aéreo Internacional en el que la máxima atracción fue el invento de Glenn H. Curtis de un avión que era capaz de despegar y aterrizar... en el agua. La superficie del Gran Lago Salado fue el lugar elegido para probar el invento, ante unos veinte mil espectadores y con la presencia de periodistas de muchos lugares.
El problema era que el resto de aviones necesitaba tierra, y no agua, para comenzar y acabar sus exhibiciones. Y a la ciudad no le parecía conveniente usar, como habían hecho hasta entonces, los City Fairgrounds como pista para los aviones. Así que decidieron usar un terreno en las afueras de la ciudad, en un descampado entre Salt Lake City y las marismas del lago, llamado precisamente Basque Flats. Las historias del aeropuerto así lo repiten.
Lo de "Basque" tenía su explicación. Era el lugar usado por pastores vascos para que sus rebaños pastaran. Era llano, medianamente verde y, por lo tanto, adecuado para albergar las operaciones de los aviones de la exhibición. Así que el Carnaval se instalaría en ese terreno.



Los vascos no pudieron regresar nunca con sus ovejas. El carnaval tuvo éxito, y poco a poco fueron viniendo más aviones a usar la improvisada pista de aterrizaje. Hasta que en 1920 el ayuntamiento de Salt Lake City compró la pista y los terrrenos adyacentes para crear un aeródromo con todas las de la ley. Primero se llamaría Woodward Field, tomando el nombre de un piloto local; luego pasaría a ser denominado Salt Lake City Municipal Airport, y desde 1968, con los primeros vuelos a Canadá, adquiriría su nombre actual de SLC International Airport. El tiempo que ha pasado y los sucesivos cambios de nombre han hecho olvidar en los armarios de la historia la primitiva relación del aeropuerto con los vascos. Vascos y sus ovejas, que fueron arrinconados para colocar en su lugar pistas y aviones. La modernidad sustituyendo a la tradición.
Una curiosidad final. Todavía queda un vestigio del prado que en su día fue este lugar. Está situado al sur de la pista principal, en su cabecera. Es un campo de golf, que el aeropuerto ofrece hoy en día para el relajo de pasajeros que tengan que pasar muchas horas esperando su conexión aquí. Lástima que: a) me haya enterado un poco tarde; y b) no me guste el golf.

1 comentario:

  1. Hola! Felicidades por el blog y por la historia. Yo soy vasco q vivo muy lejos de mi tierra, y la verdad es que lo hecho mucho en falta...Bueno os voy a recomendar la web de Ibaimusic, web de música vasca que te hace sentir como en casa...

    Un saludo y a seguir asi!

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